Por la noche, la casa real organizó un banquete de Estado para 171 personas
Miércoles 4 de marzo de 2015, p. 13
Londres, Inglaterra.
Con inusitada puntualidad, el presidente Enrique Peña Nieto y su comitiva ya aguardaban en el hotel Intercontinental a Carlos, príncipe de Gales y su esposa Camila, duquesa de Cornualles. Empezaba así el primero y largo día de la visita de Estado del mandatario a Reino Unido.
Quizá lo complejo y toda la pompa y circunstancia del ceremonial para estas ocasiones han llevado a la corona inglesa a recibir anualmente en este carácter sólo a dos jefes de Estado. Este mismo año, y si fructifican las gestiones del príncipe Guillermo, segundo en la línea de sucesión al trono de Reino Unido, el segundo huésped del Palacio de Buckingham podría ser el presidente de China, Xi Jinping.
Esta vez tocó a Peña Nieto y a su esposa Angélica Rivera llegar a la explanada del Horse Guard Parade –espacio para desfiles oficiales cercano a Whitehall– donde en el Pabellón Real ya se encontraba su anfitriona, la reina Isabel II, próxima a cumplir 89 años, para iniciar la ceremonia oficial de bienvenida. Al descender el mandatario del vehículo se dispararon en su honor 41 salvas y se escuchó el Himno Nacional mexicano.
Con una sensación térmica de alrededor de 6 grados centígrados, el jefe del Ejecutivo –desprovisto de abrigo– y Felipe, duque de Edimburgo, de 93 años, pasaron revista a la guardia de honor.
Todo al pie de la letra y a los dictados del reloj. Por la gravilla que momentos antes había servido para el desfile de los guardias de infantería y a caballo entraron de inmediato las siete carrozas en las que se dirigieron a Buckingham los anfitriones, sus invitados y las comitivas de ambos. Otros, muchos más, fueron llevados hasta el gran salón del palacio en camionetas.
Según el programa, la monarca ofreció un almuerzo en el llamado Blue Drawing Room, tras el cual vino un intercambio de regalos y el recorrido por una exhibición de objetos de la colección real sobre México. Peña Nieto se convertía ya en huésped de la corona británica y fue hospedado en la suite belga. Otros pocos, entre ellos el presidente del Senado, Miguel Barbosa, también se alojaron en la mansión británica.
Fue ahí mismo, y de nuevo con el postín para la ocasión. La regla de indumentaria para los hombres fue white tie (frac, chaleco blanco, camisa con cuello de palomita y corbata de moño blanco), donde por la noche se sirvió el banquete de Estado para 171 personas.
La casa real permitió el recorrido de la prensa mexicana para ver el adornado salón de baile del palacio con sus cubiertos bañados en oro, las finas copas, y sobre la mesa ramos florales y platos con piñas, manzanas, uvas y demás elementos que, según la estricta supervisión realizada desde días antes por Isabel II, hacen referencia los colores y sabores de México.
Hubo música de cámara. Se incluyeron algunos temas mexicanos, como Estrellita, de Manuel M. Ponce, y Somos novios, de Armando Manzanero.