Così fan tutte (La escuela de los amantes o Ellas son así), de Wolfgang Amadeus Mozart, se presentará especialmente dirigida al público infantil este domingo y otros tres más, en el Teatro Helénico, para que escuche, goce y sienta cosquillas que lo emocione, además de que se eduque, expresó en entrevista Sylvia Rittner, directora artística de Arpegio Producciones.

Dicha compañía es pionera en la realización de espectáculos de ópera dirigidos al público infantil; realiza el ciclo de otoño de Ópera para niños, durante noviembre, en el Teatro Helénico.

Con libreto de Lorenzo Da Ponte y música de Mozart, Così fan tutte es una ópera de fines del siglo XVIII que se puede situar en cualquier época. Se trata de una intriga muy simpática, en la que dos hombres caen en la trampa de Don Alfonso, quien los pone a prueba al convencerlos de que sus novias podrían ser infieles.

Envuelta por el caos, esta comedia absurdamente divertida pone a hombres y mujeres en igualdad de género, con esta adaptación que ha sido realizada con mucho esmero, de tal forma que los niños y los adultos pueden ser partícipes de un espectáculo que cuenta con elementos como el lenguaje visual, vocal, actoral y escenografías virtuales, con narrativas de alta calidad.

Elenco profesional

El elenco está integrado por cantantes profesionales, encabezados por la soprano Irasema Terrazas, en el papel de Despina, mientras las mezzosopranos Zayra Ruiz y Ligia Elena Cedillo alternan en el de Dorabela, y la soprano Denise de Ramery, quien actualmente trabaja en Masterclass al lado de Diana Bracho, interpreta a Fioridigli. Por su parte, los barítonos Amed Liévanos y Mariano Fernández dan vida a Don Alfonso y a Guglielmo, respectivamente, mientras el tenor Nahum Sáenz interpreta a Ferrando.

Così fan tutte, con el acompañamiento y la dirección musical de Isaac Saúl y la dirección de escena de Jaime Matarredona, ofrecerá funciones los domingos, a las 13 horas, del 9 al 30 de noviembre.

Sylvia Rittner es egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y diplomada en Comunicación y Gestión Cultural. Realizó estudios de historia de la música en la Universidad de California, de creación dramática con Hugo Argüelles, guionismo con Alexandro Rendón y de dirección de espectáculos infantiles con Luis Martín Solís.

Ha producido 15 discos y 12 espectáculos para la iniciación, apreciación y fomento de la música clásica y la ópera, entre otras actividades.

Dijo que esta obra, a estas alturas de la historia, es humorística, “blanca, la verdad. Cuando se estrenó, en 1790, después del éxito de Las bodas de Fígaro y de Don Giovanni, no fue tan aclamada. Quizá por eso Mozart entró a dirigir la segunda función. Sólo se representó entonces dos veces. Existe el mito de que esta obra fue la que generó las envidias y discrepancias con Antonio Salieri, quien intentó hacerla e hizo algunos bocetos, pero no la concluyó, además de que Mozart hizo la música rapidísimo, como lo hacía normalmente. Lamentablemente no fue aclamada como Don Giovanni. Quizá el público se fue con la línea del argumento, porque se exhibe a la mujer como voluble. De eso se trata: de la volubilidad de las mujeres.

“En ese momento pasó inadvertida una cosa: la simetría. Mozart logra equilibrar no sólo los caracteres, en el número de personajes: son dos soldados, dos hermanas, que son las novias, y un par de pícaros, un hombre y una mujer. Es en lo musical donde esta ópera tiene relevancia, en los ensambles, en los concertantes, en los duetos, en los tercetos. Para Mozart era importante que cantante tuviera su aria como solista.

“A mí me encanta. También Puccini y Wagner. Hay quien dice que trabajamos un género viejo, pero se puede reambientar a nuestra época, con dirección escénica. Es música que no se ha creado nuevamente porque es inigualable, de genios únicos.

La simetría se rompe con la intriga de Don Alfonso, quien es el autor intelectual de la intriga, que señala un caos que hace que los enamorados se revuelvan, se confundan, en un absurdo humorístico. Eso es el atractivo de la complejidad de la ópera. Estos caos se desarrollan en los cantantes y en los ensambles. Esto, el público de 1790 no lo advirtió. Se fue con la línea argumental y al paso de los siglos reconocer estas fortalezas mozartianas y crear un caos musical siempre se oye bien. Esto requiere saber ensamblar para no perderse y no irse con la línea melódica del otro, y esto hace que los cantantes sean sólidos al ensamblar y ser solistas. Este es el reto para los cantantes.

–¿Cómo está la oferta de conciertos de ópera para niños?

–Con el solo hecho de que la iniciativa de este ciclo saliera del Teatro Helénico y no sólo teatro, señala que hay un crecimiento. Hace 14 años, cuando empezamos, era distinto. Hoy, siendo una compañía independiente, hemos avanzado y aumentado el equipo de producción. Nos preparamos para hacer, sobre todo, arte. Se ha ido consolidando el proyecto y el hecho de haber sido los pioneros. Esto no existía hace 14 años, con este nivel de compromiso y calidad.”

La cita es este y cada domingo, a las 13 horas, en el Teatro Helénico, sito en avenida Revolución 1500, colonia Guadalupe Inn, delegación Álvaro Obregón. Boleto, 150 pesos.