Opinión
Ver día anteriorSábado 8 de noviembre de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
De nuestras Jornadas

Los muchachos están furibundos

E

l asesinato de seis personas y el secuestro de los 43 normalistas de Atzoyinapa prendió en las conciencias de sectores estudiantiles veracruzanos, que ya habían dado muestras de solidaridad y rebeldía ante actos de injusticia institucional, como la aprobación de la reforma educativa.

Se trata no sólo de la participación activa de los alumnos de la Normal Enrique C. Rébsamen –quienes además de concurrir a las manifestaciones organizaron colectas de víveres para los alumnos y maestros guerrerenses en paro– sino de facultades de la Universidad Veracruzana, tecnológicos y escuelas de enseñanza media del estado; todos expresan, de varias maneras, la indignación y condena en todo el mundo y por Human Rights Watch, en su capítulo América, cuando aprecian que se trató de un crimen de Estado cometido en contubernio con la delincuencia organizada.

Mientras el enojo crece entre los muchachos –incluyendo adolescentes de las preparatorias de Xalapa que tuvieron que lidiar con la amenaza represora de los directivos de las escuelas, en particular la Juárez y la Artículo Tercero, quienes los calumniaron en medios locales de que eran manipulados por profesores– este jueves estuvo en esta ciudad uno de los padres de los normalistas desaparecidos.

Con el físico de un estudiante, por su juventud, se presentó ante un auditorio repleto en la Facultad de Humanidades de Xalapa, donde vino a pedir que no los dejen solos en su demanda de justicia y a desmentir al gobierno federal sobre sus versiones de que sus hijos son narcotraficantes o que ya están en casa.

En la Costa Chica un campesino dejó su siembra de maíz y ajonjolí para buscar a su hijo; en su peregrinar por Xalapa es un padre de familia dolido, comprometido y sin ningún miedo a hablar en público ni mucho menos a lo que le pueda suceder. “Si he de morir es por una causa, y esa causa es mi hijo… qué dolor tan grande saber que tu hijo está cumpliendo años y no sabes dónde está, como padres nos sentimos vacíos, destrozados”, dijo. El encabronamiento sigue creciendo.