Luis Eduardo Aute ofrecerá concierto el próximo viernes en el centro Roberto Cantoral
Lo peor para una sociedad, que sus jóvenes no tengan perspectivas
Me resulta absurdo que se pueda dar ese México que se desenvuelve en la violencia; espero que vuelva a ser el país amoroso, dijo el cantautor
Con tanta comercialización, lo que vivimos hoy no es ya el capitalismo, sino una vuelta al feudalismo, afirmó en entrevista en la redacción de La Jornada
Martes 4 de noviembre de 2014, p. 9
Tuve una pesadilla: soñé que al explotar la nave estadunidense que iba al espacio, hace unos días, dejaba caer marcas comerciales por todos lados... Starbucks por aquí... en fin... y es que lo que vivimos hoy no es ya el capitalismo, sino una vuelta al feudalismo, en el que a un señor feudal se le da el diezmo
, expresó en entrevista con La Jornada el pintor y compositor Luis Eduardo Aute, quien ofrecerá un concierto el próximo viernes 7 de noviembre en el Centro Cultural Roberto Cantoral.
Interpretará las composiciones de su disco más reciente, El niño que miraba al mar, vivencial, a partir de la historia de una fotografía, y referirá algunas ideas de su poemario Claroscuros y otros sentimentos.
De su pesadilla, añadió que al explotar el cohete dejaba caer pancartas con publicidad. Cada planeta era ya propiedad de una marca.
Añadió: Con este concierto cerraré la gira que comenzó hace dos años. Ha sido el recorrido más largo que he hecho con un disco. La recepción ha sido muy buena. Hay canciones nuevas
.
Desarrolla múltiples actividades y a sus 78 años el tiempo se le ha hecho cortísimo. Ya no le alcanza para hacer lo que quiere. Siempre quedan cosas pendientes. Tal vez un cuadro, una canción, la lectura de un poema, ver una película... y la familia.
Yo sólo escribo canciones
“Gracias por decir que escribo música. Yo sólo escribo canciones y espero que sean buenos textos. No puedo dejar de hacer canciones; aunque no quiera, de repente aparece por ahí una idea que me avisa. Es inevitable, igual que pintar. Mi vida, desde muy pequeño, estuvo orientada al taller de lectura. Las ganas de hacer canciones no se van. Todo es cosa de un texto que me provoque.
Lo que ya me cuesta más trabajo es viajar. Se me hacen más cuesta arriba, no tanto por viajar en sí. Es muy agradable salir del entorno, ver a gente de otros países, amigos, pero odio los aeropuertos. Desde que uno pone un pie en ellos hasta que se pone un pie en el avión es una tortura. Eso me echa para atrás.
El único periódico que lee cuando está en España es La Jornada. Llegó a esta redacción y felicitó a una trabajadora, Issel, a quien le regaló por su cumpleaños dos boletos para su concierto.
–Ha dicho que canciones como La respuesta está en el viento le influyeron para escribir Rosas en el mar. ¿Cómo está la influencia de Bob Dylan hoy?
–Nunca tuvo gran influencia... Bueno, sí en las primeras, pero no tanto en los motivos de sus canciones, sino en esa manera de dedicarse a hacerlas, con unas guitarras muy precarias y unos textos inentendibles. Si Dylan no hubiera aparecido en mi vida yo creo que no hubiera hecho canciones. Cuando lo oí me dije: cómo este personaje, con cuatro acordes y unos textos muy largos, medio coherentes y surrealistas, si él se atreve a escribir canciones, ¿yo por qué no?
En ese sentido sí fue importante.
–¿Cómo ocurre la relación de la música y la pintura?
–Son relaciones complementarias. Navegan bien. Cuando se acaban la palabra y la música encuentro en las imágenes la manera de expresar otras emociones. Donde muere la imagen comienza la música. Son lenguajes complementarios. Creo que el cine sería el arte que sintetiza un poco las demás. En él están la fotografía, la novela, la poesía, la música, el teatro. En sí es un lenguaje. Este es el motivo por el cual me he sentido muy intersado en él.
Hoy, como desde un principio, el gran protagonista de mis canciones es el ser humano como ámbito para recorrer, como enigma por descifrar. Me despierta una inmensa curiosidad. ¿Por qué anda aquí, por qué existe? Aparece en este planeta sin haberlo pedido. Tiene que sobrevivir y luego resulta que en este planeta no sabe lo que pasa. Sufre una serie de vicisitudes toda su vida: envidia, dolor, miedo, odio, incertidumbre, pasiones. Es todo un universo encerrado en eso que llamamos ser humano, y eso es lo que me provoca hacer canciones.
El espacio y el tiempo, y el amor, que no están sujetos a la razón. Según va pasando el tiempo, más protagonismo adquiere el tiempo en mi vida. No tanto el tiempo, sino la falta de tiempo. Recuerdo que cuando era más joven sobraba y hacía muchas cosas. Debe ser una cuestión de relativismo puro. Creo que el humano es el único ser vivo que tiene conciencia del tiempo. Los demás animales no están conscientes de esa realidad. Cuando el ser humano se ve en el espejo, descubre el yo.
–¿Para usted la muerte es definitiva? ¿Se acabó y no hay más?
–¿Quién lo sabe? En cualquier caso, no es lo importante si hay otra vida, sino esta vida y saber qué sentido tiene. Si hay otra vida o no, ya se verá. Creo que todo esto no es gratuito y si estamos aquí es por algo. Porque hasta la muerte tiene sus reglas de juego. Ahí juego con la palabra sino, sí-no, no, ante de nacer pasamos por el sí-no. Vamos al sino. Aún hoy me falta tiempo para leer. Me gusta sobre todo la poesía, más que la narrativa, porque la primera es más conceptual y se acerca más a la filosofía, al deseo de explorar lo desconocido. Me cuesta trabajo leer una novela, porque me detengo en cada palabra y la empiezo a analizar, y busco su etimología. Me puedo eternizar en una novela; sin embargo, en un poema me siento más afín. Me gusta más la poesía de la experiencia.”
Su disco incluye 12 canciones. “Tres o cuatro giran en torno de un tema nuclear: a partir de una fotografía que tomó mi padre, estando yo sentado en Manila, sentado en el malecón, de espaldas. Esa foto estaba en el álbum familiar. Al cabo de los años estaba con mi familia en La Habana. Nos tomamos fotos y mi hija me tomó una de espaldas sentado en un malecón. Era prácticamente la misma imagen captada hacía muchos años por mi padre. Se lo comenté. Así nació la canción. Ella ya había visto la foto, pero no la recordaba. Luego la vio y se sorprendió. Luego hizo un montaje con las dos. Fue mi regalo de cumpleaños y quedé impactado.
Lo mismo pasa en España
–¿Cómo advierte a México?
–Las noticias sobre México son muy fuertes y dolorosas. Resulta incomprensible que se den situaciones de ese tipo, y más en un país como este, con personas cariñosas, generosas, que entregan todo. Aquí me siento muy querido y rodeado de afecto. Me resulta absurdo e incongruente que se pueda dar ese otro México, el que se desenvuelve en la violencia. Lamento mucho que todo esto suceda. Espero que esto se supere y vuelva a ser el país estupendo, magnífico, amoroso.
Los jóvenes no enfrentan un presente fácil; lo mismo les pasa en España. Se han recortado los presupuestos en educación. No hay perspectivas para desarrollarse y los padres viven de las pensiones de los abuelos. Una de las peores cosas que le puede suceder a una sociedad es que los jóvenes no tengan perspectivas. Eso es negar el futuro de un país. Todo tiene un límite y espero que haya un movimiento generalizado contra este capitalismo desaforado. Los que detentan el poder son grupos económicos que tienen a su servicio la política. Volvemos a las cruzadas, la guerra contra el infierno, con las epidemias, y la invasión a la intimidad. Ahí está el Gran Hermano que se mete hasta en los pensamientos. El sistema debe reconocer su fracaso como tal. Los señores feudales de hoy controlan la fortuna. Que muy pocos sean dueños no puede continuar. Hay que hacer canciones para salir de esta realidad, para rozar un poco el sentido de la vida.
Luis Eduardo Aute se presentará el 7 de noviembre en el Centro Cultural Roberto Cantoral, localizado en Coyoacán, a las 20:30 horas. Boletos a la venta al 53259000, Fábricas de Francia, Mega Comercial Mexicana, Liverpool y Mixup.