Guanajuato, Gto., 10 de octubre.

En momentos como el presente lo que se debe hacer es más teatro, pero no cualquiera, sino el que construye la conciencia y nos da vía a la discusión, a la reflexión. El teatro que es el espejo del conflicto humano, expresa a La Jornada Luis de Tavira, director de la Compañía Nacional de Teatro (CNT).

La agrupación participa en la edición 42 del Festival Internacional Cervantino (FIC), con el montaje de Coriolano, la obra más política de William Shakespeare, cuyo 450 aniversario de su natalicio es uno de los ejes temáticos del encuentro.

La puesta en escena, con dirección de David Olguín y escenografía de Jorge Ballina, es tan actual que el espectador se remite a imágenes de protestas ciudadanas o es trasladado a otras regiones del país donde se fraguan soluciones a los conflictos.

El teatro habla de lo que nos sucede hoy y siempre, recuerda De Tavira. En esta obra provocadora de Shakespeare lo se que plantea está visto a la luz de un profundo escepticismo sobre los proyectos sociales.

Para el director de la CNT, la confrontación de la ética frente a la política, una de las obsesiones del dramaturgo inglés, y de sus valores mayores, “hoy reviste una terrible y dolorosa actualidad que vive el mundo, pero de una manera muy particular de lo que vivimos en México. Estamos sufriendo una batalla decisiva entre civilidad y barbarie. Los acontecimientos en Iguala exigen decir que ya basta.

Hemos llegado a un límite que no es tolerable, que nos ataña a todos, en que no podemos quedarnos callados, pero al mismo tiempo es el reto para enfrentar el conflicto con lucidez, porque son momentos también de enorme confusión.

De acuerdo con De Tavira, Coriolano deja ver que “este río revuelto de los intereses políticos que desata la violencia es también el tiempo de confusión. Y la sangre llama a la sangre. Es el momento de ser lúcidos y de entender dónde está el verdadero enemigo, de reflexionar y volver a la responsabilidad cívica y social porque la civilidad está en juego.

Es un conflicto de corrupción gubernamental que traiciona a la sociedad y al gobierno. Algo que sin duda nos cimbra. Venimos al teatro no para escapar de la realidad, sino para enfrentarla a una luz poderosa y sabia que revela el enigma de estos conflictos. Es un momento muy peligroso.

Si en Coriolano la rebatinga política es una traición, el entrevistado advierte que no se puede caer en eso. Pero al mismo tiempo las instituciones, el Estado, tienen que funcionar más que nunca. No puede haber impunidad, no puede haber un deslinde claro de responsabilidades. Ocultar, confundir, dar medias verdades, versiones maquilladas, es una traición que este momento no permite la lealtad a lo que somos y la esperanza de salir de esta barbarie.

El montaje de Coriolano es una iniciativa de Otto Minera, responsable de la traducción de la pieza, quien propuso la interlocución entre varias obras en torno al militar romano, también las de Bertolt Brecht y Günter Grass.

Una vez concluida su participación en el FIC (dos funciones los días 9 y 10), la trilogía será presentará en el Teatro Jiménez Rueda, de la ciudad de México.