La película es una clara crítica al duopolio televisivo en México; se estrena el 16 de octubre
Mediante la sátira hace una reflexión crítica sobre la manipulación e invita a entender la perversa relación entre el poder político y los medios
, explica
La gran prueba de la cinta será su encuentro con el público y la reacción de los que son retratados en ella, afirma el director
La naturaleza de la sátira y su inherente crítica al poder y los poderosos no sólo permite, sino que exige llegar al fondo y sin contemplaciones, afirmó el director, en la imagen con Damián Alcázar y Alfonso Herrera, durante el rodaje
Viernes 26 de septiembre de 2014, p. 8
La dictadura perfecta, abierta y clara crítica de Luis Estrada al duopolio televisivo en México, se estrena el próximo 16 de octubre con 600 copias.
Es una reveladora y controversial película sobre la perversa relación entre la clase política y la televisión que, por su fuerte contenido, nos llevará a comprobar si de verdad ya no existe la censura en México
, expresó el cineasta sobre su cuarto largometraje.
El director anota que para hacerla tomó como referencia “muchos casos reales que han marcado la vida pública del país en años recientes, como los videoescándalos de Carlos Ahumada, Raúl Salinas y René Bejarano; las peripecias del góber precioso; el caso de la desaparición de la niña Paulette; el montaje televisivo de la captura de Florence Cassez y otros emblemáticos casos, en los cuales los medios han mostrado su doble moral y su enorme poder e influencia.
Se pretende hacer una reflexión ácida, crítica y aguda sobre el fenómeno de la manipulación, e invitar al espectador a tratar de entender los cómos y los porqués de la perversa relación entre el poder político y los medios de comunicación.
El título del filme hace alusión a las palabras que el premio Nobel Mario Vargas Llosa pronunció en el Encuentro Vuelta, que se desarrolló entre el 27 de agosto y 2 de septiembre de 1990, las cuales fueron: “La dictadura perfecta… es México. Porque es una dictadura de tal modo camuflada que llega a parecer que no lo es, pero que de hecho tiene, si uno escarba, todas las características de una dictadura”.
Televisión, fiel de la balanza
Estrada reflexiona sobre el papel de los medios de comunicación, en especial el de la televisión: “Hoy somos testigos de que los medios, en particular la televisión, se han consolidado como uno de los mayores poderes políticos y económicos del país. Mucho se ha escrito y especulado sobre los poderes fácticos y el papel determinante que juegan en la vida política, económica, social y cultural de México, pero el poder de la televisión, como la mejor representación de dichos poderes, ha llegado a crecer hasta ser un factor determinante y, en muchos casos, el fiel de la balanza, en nuestra muy incipiente y balbuceante democracia.
La televisión no se ha conformado con el enorme poder e influencia que tiene sobre la opinión pública, a pesar de que mediante sus diferentes canales y programas ha podido moldear a su antojo el gusto y las preferencias de la mayoría de la población... Los medios manejan de forma caprichosa la agenda pública, imponen temas y tópicos a los que la sociedad no puede abstraerse, crean héroes y fabrican villanos a su antojo. Cuando deciden exaltar o minimizar algún asunto, la mayoría de la población, a excepción de una muy privilegiada minoría bien informada, responde a su discrecional manejo de la información.
A pesar de las evidentes referencias a conocidos lectores de noticias de la televisión y los casos antes mencionados, en los apuntes de la película Luis Estrada precisa: “Pero no hay que ser tan solemnes. A final de cuentas La dictadura perfecta es sólo una película en tono de sátira política, un esperpento con mucho humor negro que, como espejo desalmado, nos muestra y nos retrata a todos, pero no en un tono realista o naturalista, sino con la distorsión que dan la parodia, la farsa y la caricatura. Porque, qué terrible sería que el mundo que retrata la película fuera verdad: un país sin nadie que se salve o se redima, un lugar donde sea difícil adivinar quién es peor: el corrupto, el chantajista, el traidor, el ratero, el inepto, el asesino o el hábil manipulador”.
Sobre la elección del tono de sátira de La dictadura perfecta, el cinerrealizador mencionó: La naturaleza de la sátira y su inherente crítica al poder y los poderosos no sólo lo permite, sino que exige llegar al fondo y sin contemplaciones
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Estrada evocó grandes películas como El gran carnaval, La mentira maldita, El jugador y Un rostro en la muchedumbre, “cintas sobre los medios de comunicación, la política y sus protagonistas, que utilizan el humor y la crítica social para reflexionar sobre su tiempo y sus problemas... que, por desgracia, son muy similares a los nuestros. Pero el gran reto de La dictadura perfecta será su encuentro con el público y las reacciones de los poderes, políticos y fácticos por igual, que son retratados en ella”.
Histórica intolerancia
El director de La ley de Herodes y El infierno agrega: “Tal vez sea una exageración calificar al sistema político mexicano como dictadura, pero mucho se ha documentado su naturaleza autoritaria y su poca tolerancia a la crítica y a la caricaturización.
“Hoy día, en cualquier democracia que se respete, es un hecho cotidiano el irrestricto respeto a la libertad de expresión. En todos los países que se presumen democráticos abundan las películas, las series de televisión, los programas cómicos, libros y artículos en los que se satiriza y ridiculiza a todas las figuras del poder, sin que pase nada y sin que nadie se escandalice ni se rasgue las vestiduras.
“No hay que olvidar las incursiones de la televisión mexicana en el género, con programas como El privilegio de mandar, Los peluches y La parodia, que en su momento ridiculizaron hasta el cansancio a la clase política nacional y a los presidentes de la República en turno.”
Estrada concluye con una pregunta: “¿Será La dictadura perfecta una prueba de fuego para nuestra joven democracia, la libertad de expresión y la capacidad que nos queda para reírnos de nosotros mismos, de nuestros problemas, nuestros gobernantes y sus poderosos aliados? O, como en los viejos tiempos, ¿habrá mano negra y se impedirá la difusión de una película crítica e incómoda para un sistema político que busca consolidarse en el poder por los siglos de los siglos? Muy pronto lo sabremos. Porque cuando despertamos (de la pesadilla panista) el dinosaurio todavía estaba allí”.
En el reparto figuran actores del cine mexicano, entre ellos Damián Alcázar, Joaquín Cosío, Dagoberto Gama, Enrique Arreola, Noé Hernández, Jorge Zárate, Salvador Sánchez y María Rojo; al igual que actores/galanes de telenovela televisos como Alfonso Herrera, Osvaldo Benavides, Silvia Navarro, Saúl Lisazo, Arath de la Torre, Tony Dalton, Livia Brito, Jorge Poza, Itatí Cantoral y Sergio Mayer.
Los productores explicaron que se conjuntó un reparto de las características que el guión requería, lo cual fue en extremo complicado, dado el gran número de personajes que intervienen en la cinta, así como la necedad del director de tener actores de reconocida trayectoria hasta para los papeles más pequeños, que obligó a un largo proceso de selección en el que, afortunadamente, a los conocidos actores de las anteriores películas de Estrada se sumaron nuevos y jóvenes talentos de diferentes medios y trayectorias
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Cabe recordar que la cinta estaba prevista para estrenarse en mayo pasado, pero el cineasta explicó en su momento que el retraso de debió a que Videocine, empresa de Grupo Televisa, decidió no distribuirla, a pesar de que la televisora de San Ángel participó en la producción con 20 millones de pesos, además de contar con el Estímulo Fiscal a Proyectos de Inversión y el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, por conducto del Instituto Mexicano de Cinematografía, Estudios Churubusco y el gobierno del estado de Durango.