El destacado filósofo Enrique Dussel cumplirá 80 años el próximo diciembre
Para entender su obra reseño su autobiografía y anuncio su nuevo libro
nrique Dussel nació en Argentina en 1934 y se refugió –ante la dictadura en su país– en México en 1975, país cuya nacionalidad adoptó. Principal teórico de la filosofía, ética y política de la liberación (sobre todo, pero no sólo latinoamericana) que está vinculada a la teología de la liberación. Sobre estos vínculos Dussel ha publicado varios libros. En su autobiografía, publicada en la revista Anthropos N° 180, Dussel narra que nació en un pequeño pueblo de la provincia de Mendoza, hijo de un padre de origen alemán, del cual dice era un honor ser su hijo
; su madre, de familia italiana, era una militante católica con sentido social
. Dice que los tres primeros hijos heredaron el espíritu de compromiso social, político, crítico de su padre y madre. Se describe a sí mismo como provinciano, de tierra adentro, de andar descalzo o a caballo, alguien que ama la tierra, el polvo, el agua de los canales, la sombra de los árboles, la gente, los campesinos”. Su padre era antiperonista y él también, al parecer. Hacia los 20 años milita en Acción Católica y leía, devoraba las obras de San Juan de la Cruz, Teresa de Ávila, religiosos místicos españoles del siglo XVI, pero aclara que ello estaba integrado al compromiso político. Después de graduarse en filosofía en la Universidad Nacional de Cuyo, se va a Europa y no regresaría a Argentina sino 10 años después. Antes de terminar el doctorado hace un viaje a la Jerusalén árabe y a Nazaret, donde conoce a Paul Gauthier (sacerdote y obrero francés que lo invita a regresar después de presentar su tesis) y hace trabajo manual, por un mes, en una cooperativa árabe. Evalúa esta experiencia así:
“La violencia de la pobreza, del rudo trabajo manual, del calor del desierto. Experiencias fuertes, definitivas, profundas, místicas, carnales…” Su tesis doctoral trata sobre la problemática del bien común y en ella defiende la postura de Jacques Maritain (filósofo neo-tomista que defendía la democracia y la primacía de la persona incluso por encima del bien común). Vuelve a Israel (Nazaret) y permanece ahí dos años, aprende hebreo, trabaja como carpintero, vive en comunidad con compañeros árabes y con Paul Gauthier; todo lo cual, dice; “abrió mi mente, mi espíritu, mi carne, a un proyecto nuevamente insospechado. Ahora no era sólo América Latina; ahora eran los pobres (obsesión de Paul Gauthier), los oprimidos, los miserables de mi continente lejano. Aquella noche escribí a un amigo: “¡Algún día deberemos escribir la historia de América Latina del otro lado, desde abajo, desde los oprimidos, desde los pobres! … Cuando decidí que era necesario volver a Europa, era completamente otra persona, otra subjetividad, el mundo se había invertido… ahora lo vería para siempre desde abajo. Era una experiencia existencial de indeleble permanencia: definitiva”. En un libro escrito muchos años después, Hacia los orígenes de Occidente. Meditaciones semíticas (Kanakil, México) explica el sentido de su búsqueda en Medio Oriente:
Apasionado por la cultura clásica greco-romana, leyendo los textos en griego y latín, tenía siempre en la punta de mi lengua la pregunta escéptica: ¿es posible el milagro griego de un origen sin antecedentes? ¿Fue tan genial aquel pueblo de filósofos que nació de la nada, fruto de su pura autogeneración? Fue por ello muy provechoso poder comparar Grecia y Roma con los pueblos semitas, desde los acadios, babilonios, fenicios, cartagineses y tantos otros hasta llegar a los palestinos, hebreos, de donde procede la religión cristiana (hebrea en sus componentes esenciales) e islámica”
Fruto de este contraste, Dussel escribió sus dos primeros libros: El humanismo helénico (1961) y El humanismo semita (1964). Su bibliografía actual incluye más de 50 libros, muchos de ellos traducidos a múltiples lenguas, escritas entre 1961 y 2014 (53 años de creatividad casi continua). En su autobiografía dice: “Para la reconstrucción de una filosofía latinoamericana era necesario ‘de-struir’ el mito griego. Para comprender la cultura del pueblo latinoamericano era necesario partir de Jerusalén más que de Atenas. Jerusalén hablaba de la dignidad del trabajo, de la posibilidad de revolución de los pobres; Atenas hablaba de la dignidad de los nobles libres, de la imposibilidad de la emancipación de los esclavos”. El interés y el vínculo de Dussel con la religión se manifesta en que cursó y aprobó (en esos años, en Europa) una licenciatura en estudios de la religión. En esos años se propuso encontrarle un lugar a América Latina en la historia ya que, según el filósofo mexicano Leopoldo Zea estaba fuera de ella. Obtiene un doctorado en historia en 1967 con la tesis El episcopado latinoamericano. Institución misionera en defensa del indio, 1504-1620. Este tema perdura en Dussel de manera profunda; así, escribe en 2014:
El ser humano originariamente y por tendencia genética no sólo no es narcisista ni egoísta, sino que se encuentra en una posición de apertura al otro, como respuesta también originaria de ser en su mismo ser el efecto de un acto desinteresado de donación. Los aztecas nombraban al ser humano el deudor (macehual). Deudor ante los dioses por el don gratuito de la vida. A la madre se la venera por el mismo motivo: es la donadora gratuita de la vida; donación absoluta que no puede pagarse nunca… Además, el don es anterior a la justicia porque no reclama pago alguno. La justicia es un dar a cada uno lo que se merece. El don da al otro algo antes que pueda merecer, o aun lo que no merece. Lo gratis, anterior a toda venta o compra económica, es su horizonte esencial, fundamental. Porque la gratuidad es la esencia del don: entrega algo sin esperar retribución. Es la economía perfecta, originaria y utópica por excelencia… se establece así una relación económica de reciprocidad, como entre los tupi-guaraníes amazónicos que los franciscanos y jesuitas desde el siglo XVII hasta 1767, respetando sus costumbres económicas, organizaron en Paraguay y en otras regiones de América Latina en las famosas ‘reducciones’, comunidades que todo lo poseían en común, estrictamente comunistas, disueltas por la Ilustración burguesa de los Borbones en el siglo XVIII” (16 tesis de economía política. Interpretación filosófica, Siglo XXI editores, México, 2014, pp. 35-36).
Refiriéndose a su tesis en historia, dice Dussel: Era, como lo habíamos descubierto en Nazaret, el comienzo de una historia escrita desde los pobres, desde el indio americano. Él era el criterio de juicio sobre la labor de tal o cual agente histórico
. Regresa a Argentina en 1967 y escribe, en 1968, el tercer tomo sobre la antropología (o humanismo), que completa los referidos al humanismo helénico y al semita: El dualismo en la antropología de la cristiandad. Era justamente el choque de las cristiandades para construir el mundo periférico colonial, lo que preocupaba a Dussel. Habría de surgir, en este periodo de transición, que después desembocaría en la Filosofía de la Liberación, un intento de historia crítica en el volumen Para una de-strucción de la historia de la ética.
El jueves 4 de septiembre se presentará el nuevo libro de Dussel en las instalaciones de la editorial Siglo XXI en Cerro del Agua 248 a las 19 horas, junto con la reedición de los dos primeros tomos de Para una ética de la liberación latinoamericana, originalmente publicada en 1973 por Siglo XXI Buenos Aires. Los tomos III, IV y V de esta obra se publicaron en otras editoriales. Es momento para festejar la larga y creativa vida de Dussel y desearle muchos más años, más libros.