l Partido Acción Nacional (PAN) presume de que las llamadas reformas estructurales constituyen una victoria cultural de ese partido; esto quiere decir que consideran que la ideología, la doctrina o los principios que sustenta Acción Nacional se encuentran encarnados en las mencionadas reformas y esto no es verdad. Lo cierto es que detrás de las reformas que están abriendo la puerta al desmantelamiento de la soberanía nacional y empobrecen al pueblo, aparecen ideas confusas en lo económico, leyes mal redactadas, por mal traducidas, injustas y arbitrarias en lo jurídico y despropósitos políticos incomprensibles, contrarios a los principios que alguna vez sostuvo Acción Nacional.
Los dirigentes del PAN de hoy mienten a la ciudadanía para recuperar a sus votantes decepcionados por sus escándalos y su mal desempeño, y mienten a sus militantes de infantería, que aún creen que forman parte de un partido que lucha, como dice su lema, por una patria ordenada y generosa.
Los dirigentes panistas de hoy no aman a su patria, puesto que colaboraron en la entrega de su patrimonio a empresas extranjeras y no se han detenido a pensar que sus acciones, en complicidad con el sistema, ponen en riesgo la soberanía nacional al abandonar a la voracidad del libre mercado áreas estratégicas de la economía nacional, como son la electricidad y los hidrocarburos, en especial el petróleo.
En materia de política exterior, traicionan sus principios al aceptar con el PRI que México se convierta en una nación dependiente del exterior y en una especie de colonia disimulada y abandone su estatus de nación soberana. En política económica, son partidarios de un Estado disminuido y controlado por el mercado y al servicio de las grandes corporaciones trasnacionales. En cuanto al trabajo, lo subordinan al capital y lo consideran tan sólo como una mercancía más sujeta a los vaivenes del mundo globalizado y a la ley de la oferta y la demanda, frecuentemente manipulada al gusto de las direcciones de recursos humanos
de las empresas.
Los dirigentes del PAN de hoy, como hizo Fox en su campaña a la Presidencia, han guardado en el cajón de los trebejos sus principios de doctrina y lo que llaman victoria cultural
ha sido, al igual que los éxitos que reclaman como propios disputándose al PRI, no son sino flagrantes contradicciones con lo que sustentan sus documentos fundacionales y el pensamiento de sus mejores dirigentes de antaño. Pongo unos pocos ejemplos que bien podrían multiplicarse.
En cuanto a la posición de México en el mundo, los principios aprobados por los fundadores expresan textualmente: El desarrollo interno de México, su verdadera independencia y su colaboración eficaz en la comunidad internacional, dependen fundamentalmente de una celosa conservación de la peculiar personalidad que nuestra nación tiene como pueblo iberoamericano, producto de unificación racial y ligado esencialmente a la gran comunidad de historia y de cultura que forman las naciones hispánicas
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En contra de esta definición de México como integrante de la familia de naciones iberoamericanas, los panistas aceptan que la economía nacional y la política exterior de México vayan, no acorde con los países latinoamericanos, que pugnan por preservar su autonomía, sino enganchadas y a la cola de la política estadunidense.
Con el PRI actual, que en esto también reniega de sus antiguos principios de economía mixta y defensa de la clase trabajadora, el PAN olvida hoy lo que dijo su candidato en 1970, Efraín González Morfín, uno de sus pensadores más reconocidos, quien afirmó en un discurso de campaña lo siguiente: Señalamos que no admitimos la idea de que el gobierno debe nacionalizar lo más que pueda; pero sí exigimos que tenga la propiedad requerida por el bien común de México. Hay industrias que no deben estar en manos de particulares porque representan un poder excesivo frente al Estado. Hay industrias o empresas que no deben ser propiedad de particulares porque significarían una falta de seguridad para la nación
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En otro documento panista, de 1991, denominado El Estado al servicio de la nación
, aprobado por una convención nacional como plataforma política, se sostiene lo siguiente: La propuesta económica de Acción Nacional encuentra base en la primacía del trabajo humano entre los llamados factores de la producción, propone diversas formas de copropiedad y cogestión y los legisladores de AN en ambas cámaras federales buscarán mecanismos concretos para llevarlos a cabo
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Estas y otras eran las ideas que el PAN aportaba a la cultura política, solidaridad, justicia social, primacía del trabajo sobre el capital. ¿Qué tienen que ver estos conceptos con la entrega de la riqueza nacional al extranjero? Nada; lo que el PAN proclama como victoria cultural es en realidad una victoria del pragmatismo, la codicia, la injusticia y la carencia de sentido patriótico.