Es una enfermedad de pobres, de aquellos que por razones de sobrevivencia se internan en las selvas, en los cultivos de café y cacao. Son quienes generalmente padecen leishmaniasis. Aunque, a partir de la promoción del turismo ecológico, también hay riesgo para los visitantes.

Alrededor de 15 mil casos han sido reportados en los pasados 15 años. No es letal para los adultos, pero cuando los afectados carecen de atención médica viven durante largo tiempo con infección y daños (úlceras) en la piel. En el caso de los niños, por el contrario, el riesgo de muerte es elevado, por la afectación de órganos internos, como hígado y bazo, explicó la doctora Ingeborg Becker, investigadora de la Unidad de Medicina Experimental de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Comentó que la leishmaniasis se presenta en las zonas con clima húmedo-tropical. En la República mexicana las áreas endémicas se localizan en Tabasco, Quintana Roo, Chiapas, Oaxaca y Nayarit.

En entrevista, la especialista comentó que es una enfermedad producida por un parásito protozoario intracelular conocido como leishmania, el cual se encuentra en cualquier mamífero (humano o animal) y se transmite por la picadura de la hembra del mosquito del género lutzomyia.

El insecto toma la sangre del mamífero portador y cuando pica inocula el parásito. Éste, a su vez, tarda alrededor de una semana en madurar, pero una vez dentro del organismo se propaga por las células del sistema de defensas y ahí se multiplica y extiende al resto del cuerpo.

Becker detalló que la lutzomyia vive en lugares ubicados a menos de mil 500 metros sobre el nivel del mar, lo que limita la zona de transmisión de la leishmaniasis.

Los avances más recientes en conocimiento sobre el padecimiento y los métodos para su tratamiento se presentaron en el decimotercero Congreso Internacional de Parasitología, el cual se realizó en la ciudad de México la semana pasada.

Becker explicó que la forma más común de la leishmaniasis es en la piel, con la formación de úlceras que con el paso del tiempo la deforman. También se le conoce como úlcera del chiclero, porque anteriormente afectaba a los campesinos dedicados a la producción de chicle.

Ahora se sabe que la infección se presenta en las zonas selváticas y en cultivos de cacao y café, que requieren sombra para su crecimiento.

Insistió en que aunque las personas de bajos recursos que habitan y/o trabajan en esas áreas son las más afectadas, las que realizan turismo ecológico también están en riesgo. Sin embargo, no existen mensajes de prevención para evitar la propagación de la leishmaniasis, como la promoción del uso de repelentes para evitar la picadura del insecto.

Debido a que esta infección parasitaria es poco conocida, en ocasiones los afectados no tienen un buen diagnóstico y tampoco el tratamiento médico adecuado. La leishmaniasis requiere una medicina específica que se conoce hace más de 50 años. Es una inyección que se debe aplicar durante 20 días.

Ese es otro problema, señaló la especialista, porque aun cuando el sistema nacional de salud distribuye en forma gratuita el medicamento, al tratarse de individuos que trabajan en zonas aisladas es complicado que cumplan con la terapia al pie de la letra.

Respecto de la infección en los niños, Becker comentó que el parásito se aloja en el hígado, bazo y médula ósea. Es cuando los infantes tienen un vientre abultado, sufren anemia, fiebre y tienen un riesgo elevado de muerte.

El tratamiento de los menores de edad requiere hospitalización, explicó la investigadora. Enfatizó que la única forma de contagio es a través de la picadura. No hay transmisión de persona a persona.