Pumas juega contra su cantera
Raúl Jiménez, a precio de oro
os Pumas están pagando el precio de haber traicionado a su cantera. El futbol de estos elementos que (mal) portan la playera universitaria es ir contra la esencia misma del club: no hay dinámica, no hay sistema, ni siquiera la garra que tanto caracterizaba a todo aquel que se vestía de azul y oro.
Da la impresión de que a estos treintañeros Pumas les da lo mismo ganar o perder. Antes, la garra subía de la cancha a la tribuna. Ahora, el sentimiento de los fieles fanáticos no logra contagiar a sus futbolistas y el equipo a nada juega, ya ni siquiera corre y lo que era una ventaja del horario del sofocón del mediodía se transformó en un inconveniente.
Lejos están aquellos años en que los universitarios eran la base de la selección –en Brasil 2014 ningún representante tuvieron–, y los jóvenes ven las puertas cerradas donde antes estaba la mayor posibilidad para debutar en el máximo circuito.
Hace tiempo se habló de que las fuerzas básicas eran controladas por un grupo de cuates
que sólo daban oportunidad a recomendados y sin ningún remordimiento desechaban a jóvenes con talento. Ahora no son pocos los canteranos que están buscando opciones en otros clubes porque saben que en su propia casa la política ha cambiado y que ahora la prioridad la tienen los de afuera.
Los aficionados piden la salida de los Trejo, no se conformarán con sólo uno, pero mejor deberían exigir un cambio dentro del club para que regrese la esencia perdida y sea otra vez el semillero del futbol mexicano.
Los seguidores de los Pumas, exigentes en exceso, analizan al sustituto en la banca. No estaría mal darle otra oportunidad al Pentapichichi, quien por cierto no se cansa de ofrecerse por todos lados, pero algunos apuntan a otro motivador: el polémico Chelís Sánchez Solá.
El dolor del mal futbol y las tres derrotas consecutivas se acentúa al ver el éxito del vecino. Más allá de la marcha perfecta, lo que nada garantiza en un torneo tan irregular (o competitivo si se quiere), el América está trabajando en forma correcta y son varios los frutos a la vista: cedieron su técnico a la selección, una base amarilla consiguió el pase al Mundial y Raúl Jiménez está a punto de convertirse en el mexicano mejor vendido al exterior.
Jiménez luchó para ganarse un sitio en el primer equipo de las Águilas –en una temporada le trajeron a Narciso Mina como supuesto titular–, y su fichaje con el Atlético de Madrid representa una pequeña voz en un desierto donde lo normal es ir por artilleros a Sudamérica.
La salida del joven canterano ya se esperaba, pero lo que en verdad sorprendió fue el regreso de Rafael Márquez a Europa. Después de un gris paso por la MLS, con malas actuaciones y peores declaraciones, el Kaiser resurgió en el León, fue fundamental en el bicampeonato y recuperó el gafete del Tri en un Mundial, pero nadie esperaba que fuera contratado en una de las mejores ligas del mundo.
Márquez fue revalorado primero por Gustavo Matosas y luego por Miguel Piojo Herrera, después que el ex seleccionador Chepo de la Torre hasta le dejó de hablar cuando salió del Barcelona, según se quejó con tristeza el propio central.
Se trata de los dos primeros futbolistas mexicanos que son contratados en el exterior luego del Mundial en Brasil, que nada había aportado en ese sentido, mientras Marco Fabián deberá demostrar en Cruz Azul que además de calidad tiene disciplina y constancia como para recibir una buena oferta del Stuttgart y no las migajas que dice Jorge Vergara le estaban ofreciendo.
Jiménez se irá en buenos términos con el club que lo vio nacer, todo lo contrario de lo que está pasando con los Tigres y Alan Pulido, quien anda perdiéndose en demandas y los infaltables dobles contratos que dominan nuestro balompié.