Vender pianos es difícil, se planteó con amargura Paul Anderson, quien tiene una tienda de esos instrumentos, por lo que se preguntó hace seis años por qué mejor no formar un grupo con varios pianistas, lo cual resultó en lo que hoy es un gran Og Mandino musical que encabeza las listas de mercadeo en inglés, clásico y crossover, y que el pasado lunes presentó en el Distrito Federal su disco The piano guys, live at Red Butte Garden, en un acto en el que les fue entregada una placa por haber alcanzado el disco de oro (30 mil unidades), sólo en México.

Son equilibristas y caminan con arreglos del clásico al pop, de Adele a Beethoven. Además de Anderson (producción de video), a The Piano Guys lo integran Jon Schmidt (piano), Steven Nelson (chelo) y Al Van Der Beek (producción musical).

El martes se presentaron en el teatro Metropólitan del Distrito Federal y hoy, 30, estarán en el teatro Diana de Guadalajara.

En rueda de prensa, Anderson afirmó que toda música está en la vertiente clásica. “Lo que hacemos es una buena forma de introducir la música de concierto entre las nuevas generaciones. Respecto de los puristas, encontramos que las mezclas permiten meter al pop entre las personas que gustan de la música clásica, porque hay canciones o música pop muy buenas.

También componemos material original y música para películas. Siempre tratamos de presentar nuestro espectáculo con un poco de humor. Nuestros mundos son el del entretenimiento y el de la música.

Schmidt añadió que cuando se etiquetan las cosas en música se establece un prejuicio, lo cual niega el valor de conocer de lo que se tratan las cosas. La música es algo que va más allá de cualquier etiqueta. Lo que estamos buscando es determinar una conexión espiritual, que vaya más allá de las creencias, incluso religiosas. Queremos que ese vínculo se dé entre amigos, padres e hijos, entre seres de diferentes nacionalidades. No hay que etiquetar en que si una cosa es pop o esto otro es clásico. Hay que disfrutar la música y ya.

Para Jon, todos ellos disfrutan la música. Lo mismo debería hacer la gente y se deberían de arriesgar a hacer música, la que les guste. Queremos inspirar para que disfruten. La mejor música de la historia, tal vez, no ha sido creada.

Así, precisó Anderson, todo comenzó en una tienda de pianos de Saint George, en el sur de Utah. Paul Anderson, el propietario, buscaba una forma nueva y poco convencional de comercializar sus pianos. El nombre de la tienda: The Piano Guys.

Paul se empapó en el tema de marketing en redes sociales y abrió tanto un canal en YouTube como una página en Facebook, pues había visto varios videos que se convertían en virales y estaba fascinado por este fenómeno exponencial. Sabía que por medio de los videos podía encontrar a clientes potenciales para sus pianos.

Impacto positivo

Así es como Paul, un hombre talentoso, daba el primer paso para formar The Piano Guys: un encuentro de personas con la finalidad de lograr un impacto positivo en la vida de la gente de todo el mundo mediante videos musicales.

Una tarde antes de dar un concierto Saint George, Schmidt entró al establecimiento de Paul y le preguntó si podía practicar en uno de sus pianos. Al conocerlo, Paul le explicó su idea y le propuso participar en un video promocional que beneficiara tanto a la tienda como a su música. Entusiasmado, Jon aportó mucho a la idea debido a su conocimiento musical y el don de combinar diferentes estilos. Además, llevó a Steve Sharp Nelson, un multinstrumentista que se había empezado a sumergir en el mundo del chelo y en la composición, quien tenía ya una gran cantidad de temas e ideas que aportó a la realización de los videos de The Piano Guys.

Después apareció Al Van Der Beek, experto en el traslado de pianos en la tienda Tel Stewart. El estudio de Al y sus habilidades en ingeniería y video se volvieron la herramienta más importante para The Piano Guys, pues son precisamente la clave del inicio de la agrupación.

The Piano Guys se consolidó, entonces, como un grupo de jóvenes ordinarios jugando clásicamente.