El obispo de Saltillo, Raúl Vera López, criticó la aprobación de las leyes secundarias en materia energética y la actitud de políticos y legisladores que se ponen del lado de los empresarios.

En su intervención durante el 19 Encuentro Nacional de Comunidades Eclesiales de Base (CEB), efectuado esta semana en Monterrey, Ciudad Guzmán y Puebla, Vera lamentó que lo que se ha creado con nuestros impuestos se pretenda entregar a la iniciativa privada, la cual, comentó, comenzará a ganar dinero con los negocios que se abrirán en el sector energético, mientras nosotros tendremos menos escuelas, menos hospitales y menos garantía de futuro.

En la proclama final de dicho encuentro que comenzó el lunes pasado y que reunió a más de mil 200 delegados de 45 diócesis del país, los partipantes en la reunión señalaron que “con tristeza e indignación denunciamos que el sistema neoliberal, consumista y globalizado promueve una cultura de muerte que día a día toma mayor fuerza y violenta la vida de nuestros pueblos, desde donde se levantan gritos de niños y niñas agredidos en su integridad y dignidad, jóvenes marginados de la educación media y superior del país, madres solteras abandonadas y víctimas de feminicidio”.

Lamentaron también que muchas comunidades indígenas sean saqueadas y exterminadas, que los migrantes centroamericanos sean violentados en su tránsito por nuestro país.

Gabriela Juárez Palacios, secretaría ejecutiva del Observatorio Eclesial, señaló en entrevista que estuvimos analizando el tema, básicamente qué se plantea hacer con los migrantes desde las CEB. En todas las sedes y los núcleos (son 16 en total) el tema de los niños migrantes ha sido una de las prioridades. Lamentamos que se vea poco por los migrantes desde la Iglesia, sólo tenemos focos que han dado la lucha por los migrantes, pero lamentablemnte podemos contarlos con los dedos de la mano.

Otro tema que abordaron los delegados de las CEB –instancias que tienen como prioridad atender las necesidades que genera el contexto social, sobre todo entre los pobres y es una parte de la Iglesia que ha optado por la teología de la liberación–, es dar un nuevo impulso a las comunidades eclesiales de base, luego de que en el pontificado de Juan Pablo II fueron muy golpeadas.