¿Qué festejan, si nuestras hijas están muertas?, gritan en SLP
Madres de víctimas de homicida serial cuestionan reconocimiento a funcionaria
Los expedientes estuvieron archivados: los familiares hicieron las investigaciones
Sábado 26 de julio de 2014, p. 3
San Luis Potosí, SLP, 25 de julio.
¿Qué festejan, si nuestras hijas están muertas?
, expresó la madre de una de las menores ultimadas por el presunto homicida serial Filiberto Hernández Martínez –maestro de zumba detenido los primeros días de julio por el asesinato de cinco mujeres, cuatro de ellas menores de edad–, durante el acto organizado en el municipio de Tamuín para dar un reconocimiento a la directora estatal de Alerta Ámber, Cristina Hurtado Barrera, en el que también participaba el gobernador Fernando Toranzo Fernández.
El reconocimiento a la funcionaria era precisamente por su intervención, dijeron, en las investigaciones que llevaron a la detención del presunto homicida. Durante el acto aparecieron las madres de dos de las víctimas, así como familiares de una mejor originaria de San Luis que desapareció en Ciudad Mante, Tamaulipas, durante un viaje.
Aunque desde temprana hora se restringió el ingreso al palacio municipal de Tamuín por la presencia del gobernador y al salón donde sería la sesión solemne del Consejo de Seguridad Pública sólo se permitió el acceso a la prensa, los gritos de los familiares de las jóvenes asesinadas que estaban en uno de los pasillos se escucharon hasta el salón donde se desarrollaba la ceremonia.
A Sandra Campuzano Nava, madre de la menor Adriana Martínez Campuzano, y Daniela Reyes Rodríguez, madre de Dulce Ximena Reyes Rodríguez –ambas asesinadas– y a Graciela Pérez Rodríguez –madre de una joven desaparecida hace casi dos años en Ciudad Mante durante un viaje–, el personal de seguridad no las dejó pasar y se armó un zafarrancho en la puerta del salón.
Queremos entrar a ver qué festejan, ¿qué festejan?, es una burla ese reconocimiento
, es un circo
, es una burla de las autoridades
, gritaban las madres, mientras el equipo de seguridad seguía impidiéndoles el acceso, ante lo cual el secretario de Seguridad Pública del Estado, Joel Melgar Arredondo, acudió hasta ahí para dialogar con ellas.
Martínez Campuzano y Reyes Rodríguez fueron llevadas al privado del alcalde, en tanto que Pérez Rodríguez no quiso entrar si no era acompañada por los medios de comunicación, por lo que tuvo que permanecer afuera. Momentos después, las manifestantes fueron atendidas a puerta cerrada por el gobernador.
Posteriormente, Toranzo Fernández intentó hacer declaraciones a la prensa, pero fue interrumpido por Graciela Pérez Rodríguez, quien puso en duda la labor de la titular de Alerta Ámber en la entidad.
Los reporteros cuestionaron al gobernador, quien se molestó y limitó a responder que se sigue trabajando en las investigaciones
y que se han esclarecido varios casos, rematando con la pregunta: ¿dónde están los padres de familia cuando desaparece un menor?
La molestia de los familiares de las jóvenes asesinadas es que fueron ellos quienes tuvieron que hacer labores de investigación directa, porque durante varios meses los expedientes estuvieron archivados. Otorgar un reconocimiento a la titular estatal de Alerta Ámber les pareció fuera de lugar. “Me da coraje, ¿por qué reconocerla, si es parte de su trabajo?, no quieran quedar bien ante la sociedad; sí, encontraron a mi hija, se los agradezco, pero pudieron hacerlo en menos tiempo, le dieron mucho chance –al asesino– y todavía lo dejaron que matara a otra mujer”, criticó Reyes Rodríguez
“Nos tacharon de ‘locas’ cuando sospechábamos de alguien, cuestionaron y juzgaron a mi hija, que porque la niña era maltratada, que cómo vivíamos, por qué fuimos a pedir ayuda”, dijo por su parte Adela Rodríguez, abuela de Dulce Ximena.
El procurador de Justicia estatal, Miguel García Covarrubias, informó el pasado 5 de julio que, desde 2010, Filiberto Hernández Martínez, de 43 años, originario de Ébano y vecino de Tamuín, cometió en esa comunidad cinco homicidios y violaciones a mujeres (cuatro de ellas menores, una de nueve años). Algunas víctimas habían sido alumnas en el gimnasio donde el acusado impartía clases de zumba.
Hernández Martínez, maestro de karate, confesó los asesinatos tras ser identificado y detenido en el municipio de Tamuín; los cuerpos de sus víctimas los enterró en caminos vecinales.