Espectáculo que permanecerá hasta el 27 de julio en el Auditorio Nacional
En dos horas, seis prestidigitadores asombran a la concurrencia con actos inverosímiles
Sábado 19 de julio de 2014, p. 9
Inteligencia, imaginación e inventiva se conjugan con iguales características en el espectáculo de Los ilusionistas, que se presenta en el Auditorio Nacional.
Seis magos, mentalistas, ilusionistas, prestidigitadores, cualesquiera que sea su especialidad, conforman la entrenida función que no decae en ningún momento, a pesar de contener algunos trucos seguramente ya conocidos por buena parte de la concurrencia.
El portugués Luis de Matos abre la velada, que se alarga por un par de horas, con una aparición de un cardumen multicolor en una pecera que segundos antes sólo contenía agua; de ahí en adelante el asombro se apodera de la galería que presencia cómo Adam Trent se rebana en medio cuerpo y luego el inglés James More, acostado boca arriba, se clava una estaca por atrás, a media espalda, pues, no se piense mal, y le aparece la punta arriba del ombligo, todo ello en fugaz movimiento.
En otra de sus intervenciones, More escapa de una caja y en segundos aparece a mitad de la gradería.
Kevin James, ya visto por el público capitalino en pasadas actuaciones en circo y en teatro, traspasa a un humano con un cañonazo que dispara una pesada bola de boliche. La horadación es visible .
Aaron Crow se llevó un bofetón de una dama del público a la que le quizo jugar un broma cuando la despidió tras que le ayudó en su acto en el que vendado de la cabeza rompe una bolsa con una navaja, con unos chacos quiebra una tabla y con una espada rebana horizontalmente la piña sostenida por la dama en su cabeza.
Crow, de nacionalidad belga, se pasó cuando le pidió un beso en la mejilla a la joven y al momento de dárselo volteo la cara para recibirlo en la boca, pero a cambio se llevó un bofetón.
El público es llevado por los misterios del mundo de la ilusión en actos que lo dejan perplejo.
Se interactúa con la audiencia que sigue atenta las indicaciones de De Matos en un acto que contiene principios matemáticos al romper tres hojas de papel impreso con las caras de los artistas en ocho partes, guardar uno de los cuadritos resultantes y al final quedarse con la mitad que empata al pedazo guardado.
Yu Ho-jin viene de Surcorea y es el recipiente de un premio de una convención de magia de Inglaterra como el mejor mago joven –cuenta con 18 años– y maravilla con su destreza en el manejo de los naipes.
James le pone el toque sentimental a la velada cuando escoge una niña del público y de una servilleta de papel le hace un paloma y luego una rosa que levita ante el azoro de la pequeña, que al final recibe una rosa real, la cual, por arte de magia, apareció en las manos del veterano artista.
El espectáculo permanecerá hasta el 27 de julio en el Auditorio Nacional con funciones diarias a las 20 horas.