90% tienen entre 22 y 25 años, y 70% proceden de Honduras
Jueves 17 de julio de 2014, p. 10
Apizaco, Tlax., 17 de junio.
El albergue La Sagrada Familia, en Apizaco, Tlaxcala, ha atendido en tres años a más de 20 mil migrantes centroamericanos que viajan en el tren conocido como La Bestia para llegar a Estados Unidos; 70 por ciento son hondureños.
Martín Morales, responsable del programa de incidencia en el albergue, señaló que de octubre de 2010 a la fecha, 90 por ciento de las personas atendidas son hombres entre 22 y 25 años. Aseguró que el flujo migratorio no es estable, en promedio atienden a 40 indocumentados al día, pero en ocasiones son más de 200.
El refugio se ubica a un lado de la vía del tren. Uno de los problemas que enfrentan los migrantes es que entre julio y octubre de 2012, la empresa Ferrosur colocó vallas de concreto a un costado de las vías en la estación de Apizaco, eso hace que las personas se impacten contra ellas al bajar de La Bestia en movimiento, provocándoles heridas e incluso amputaciones.
En cuanto a la salud, relató que en general los migrantes llegan con enfermedades respiratorias e intestinales –como diarrea y vomito por tomar agua sucia y comer alimentos contaminados–, piel reseca, fiebre por alguna infección y pies lastimados, con hongos; deshidratados o con hipotermia, según la época del año.
Los migrantes padecen en el trayecto robos, asaltos, violaciones y discriminación. Los afectados en ocasiones no saben cómo denunciar, no identifican a la autoridad que los afectó, confunden los colores de los uniformes de los policías; sin embargo, creemos que la policía municipal es quizá la autoridad que más viola los derechos humanos de los migrantes
, aseguró Morales.
Se quejan de acoso, maltrato y extorsión por elementos de la Policía Federal, agentes del Instituto Nacional de Migración y de los guardias de seguridad del tren.
Los migrantes han denunciado la operación de pandillas urbanas y de organizaciones delictivas en los estados del sur mexicano. Han sido testigos de que llegan camionetas con hombres armados y los obligan a bajar del tren para secuestrarlos, es una realidad dramática la que ellos viven en esa región del país
.
Salvador, Juana y su hija Abigail –de dos años– huyeron de Guatemala, acosados por la pobreza y la delincuencia. Pasaron la frontera y subieron a La Bestia en Arriaga, Chiapas; su plan es quedarse a vivir en el Distrito Federal, mientras tanto se albergan en La Sagrada Familia.
Salvador relata que la situación en Guatemala está muy difícil
, por eso salió con su familia para buscar una vida mejor
. No cuenta con estudios y en su país trabajaba como agricultor. Dice que en su país pagan el jornal entre 30 y 35 quetzales (unos 60 pesos mexicanos), inicia a las seis de la mañana y termina diez horas después.
Quiero quedarme en México, en un lugar donde pueda trabajar dignamente, tener un salario mínimo con el que pueda dar a mi hija salud y comida. Tal vez por acá pueda lograrlo
, asienta.