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Habría sido buen cliente de cardiólogos, cirujanos y siquiatras, sostuvo investigador del IPN

Estrabismo, colon irritable y dermatitis, algunos de los males que padecía Wagner

Su salud física y mental es un tema poco abordado por especialistas, afirmó Adolfo Martínez Palomo, quien ahondó en el historial clínico del músico en un seminario por los 20 años del Cenart

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Recordó que el compositor pasó a la historia como un genio, pero también como un tipo neurótico, odioso, mal amigo, excéntrico y arrogante, debido, tal vez, a su precaria saludFoto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Domingo 22 de junio de 2014, p. a14

De vivir en nuestro tiempo, Richard Wagner (1813-1883) hubiera sido buen cliente de cardiólogos, gastroenterólogos, dermatólogos, oftalmólogos, cirujanos, siquiatras y sicólogos.

De ello no tiene duda el doctor Adolfo Martínez Palomo, quien el jueves ofreció una conferencia sobre los padecimientos de salud del compositor alemán. Esta interesante y amena plática tuvo lugar dentro del Seminario Arte y Ciencia: Terapia y Pathos en el Arte, el cual fue organizado por el Centro Nacional de las Artes (Cenart) para celebrar su 20 aniversario, y que concluyó el viernes pasado.

Investigador Emérito del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav-IPN) y miembro del Colegio Nacional, Martínez Palomo profundizó en el historial clínico de Wagner, el cual abarcó desde males siquiátricos (una presunta bipolaridad) y complejos traumas sicológicos (entre ellos, mal humor y complejo de superioridad) hasta afecciones cardiacas, estomacales y de la piel, además de estrabismo.

Tales padecimientos, sin embargo, de acuerdo con el también científico, no intervinieron de manera determinante en el genio creativo ni en la producción del célebre músico, quien al lado del italiano Giuseppe Verdi es considerado la figura angular de la ópera mundial.

Entender mejor al hombre

Cómo era Wagner desde el punto de vista de su salud física y mental es un tema que ha sido poco atendido y abordado por sus biógrafos y los especialistas en su trabajo, de acuerdo con el galeno, quien aclaró que se trata de un aspecto interesante no tanto para entender su obra, sino para entender mejor al hombre: Pasó a la historia como un genio, pero también como un tipo neurótico, odioso, mal amigo, excéntrico y arrogante.

De entrada, contó que el autor de Tristán e Isolda nació y creció en una época convulsa y en un ambiente familiar poco propicio. Fue el noveno hijo y vivió siempre atormentado por la duda sobre su origen paterno y por el desapego emocional de su madre, quien incluso, dada su condición siempre enfermiza y su extraño aspecto físico, le dijo en una ocasión que hubiera sido mejor que muriera.

A decir del investigador, quien ha elaborado la historia clínica de otros importantes músicos, como Mozart y Schumann,  fueron varias las enfermedades crónicas que obligaron a Wagner a consultar desde muy joven a decenas de médicos. También a permanecer en cama por periodos prolongados y a ser cliente asiduo de balnearios supuestamente curativos.

El propio compositor se definía como una persona de mala salud para defenderse de las acusaciones sobre que era alguien malhumorado y egoísta, y sostenía que cada quien tiene las enfermedades que merece y se decía enfermo de comportamiento inadecuado.

Esa irritabilidad y mal genio fueron atribuidos de forma tentativa por Martínez Palomo a un padecimiento abdominal crónico y doloroso que lo aquejó durante casi toda su vida y al cual los gastroenterólogos conocen como síndrome de colon irritable, o tal vez era una enfermedad de inflamación intestinal.

Durante décadas, (el músico) se quejó de trastornos intestinales, como cólicos, flatulencias, distensión abdominal, constipación y casi todo lo remediaba con frecuentes curas de agua, indicó.

Por si fuera poco, el pobre de Wagner sufría de hemorroides y de una gran hernia inguinal, y los médicos nada hicieron por atenuar sus molestias y más bien los tratamientos las exacerbaron a lo largo de toda su vida.

Otro de los problemas del creador, que tampoco se refleja en la mayor parte de las biografías, según el especialista, es que estaba mal hecho: tenía un cuerpo pequeño, las piernas delgadísimas y una cabeza anormalmente grande. Entonces, pues el pobre no tenía un físico de acuerdo con su megalomanía.

A ello se suma otro detalle que no aparece consignado en ningún estudio o libro sobre Richard Wagner, que sus dolores de cabeza e irritabilidad constante pudieron ser consecuencia de una prominente desviación del globo ocular izquierdo, la cual trataba de disimular con grandes esfuerzos contrayendo los músculos oculares.

El director de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México, el oftalmólogo Enrique Graue, hizo un análisis a petición del investigador y definió que Wagner sufría de estrabismo vertical del ojo izquierdo, la cual hubiera podido ser atendida en su infancia y evitarle problemas en el futuro.

Más que excentricidad

Según Martínez Palomo, entre las muchas razones por las que fue criticado en vida el autor alemán destaca la de su gusto exagerado por vestir ropas de seda. Esto no respondía a excentricidad alguna, sino a que no soportaba el algodón y que buena parte de su vida, desde los 19 años, sufrió de una infección de la piel a la que él llamaba eripsela.

Se manifestaba como una erupción que enrojecía, hinchaba y deformaba la cara. Los accesos comenzaban por la nariz y progresaban centrífugamente hacia el resto del rostro. Cerca de los 40 años, la inflamación cutánea comenzó a diseminarse al resto del cuerpo, señaló el prestigiado médico, quien aclaró que los dermatólogos actuales suponen que podría tratarse de una dermatitis seborreica constante.

La muerte del compositor se debió a un problema cardiaco, arteriosclerosis coronaria, que nunca fue detectado por los médicos, no obstante que él mismo, más de 10 años antes de su deceso, indicaba que estaba enfermo del corazón. Los especialistas atribuían los fuertes dolores opresivos en el pecho que él experimentaba a sus problemas digestivos.

Martínez Palomo trajo a colación la polémica sobre la salud mental de Richard Wagner, en la que hay quienes afirman que era un individuo extravagante, pero en términos generales sano, mientras otra facción lo considera un enfermo mental afectado de bipolaridad.

Para el investigador, no existen elementos que permitan asegurar que el músico era bipolar, ni siquiera víctima de la más común de las alteraciones de conducta considerada en siquiatría como trastorno limítrofe de la personalidad, afección por la cual una persona tiene prolongados patrones de emociones turbulentas o inestables.

Si bien todos estos rasgos se encuentran en cierta medida en su historia personal y en sus escritos, no puede afirmarse que Wagner haya sufrido de un trastorno limítrofe de personalidad. La razón para mí es que la mayoría de los pacientes que lo sufren experimenta profundas disfunciones en aspectos importantes de su vida: interrumpen su educación, pierden sus trabajos, fracasan en sus relacione, subrayó.

Y la siquiatría de hoy acepta la dificultad de clasificar a una persona en particular como víctima de un defecto de personalidad. Ello depende de lo nocivo que esos rasgos de personalidad sean para la sociedad en la que vive y para las personas con las que convive.

Finalizó Martínez Palomo: Es cierto que la vida de Wagner fue particularmente turbulenta y tal vez se le pueda calificar de disfuncional, pero la solidez, la originalidad, continuidad y enorme fuerza creadora mostrada en su obra musical difícilmente pueden ser compatibles con una enfermedad mental. Es obvio que su personalidad inusual no le impidió realizar su obra colosal, a pesar de la falta de asistencia siquiátrica.