El PAN en la Cámara de Diputados reprochó al PRI y al PRD por alentar la existencia de partidos satélites que viven artificialmente de negociar el reparto de votos con priístas y perredistas.

Luis Alberto Villarreal, coordinador del blanquiazul en San Lázaro, adelantó el amago de su instituto político de levantarse de la mesa de negociaciones de la reforma reglamentaria en materia energética por la actitud de sus adversarios de conceder garantías de supervivencia a partidos como el PVEM, Nueva Alianza, PT y Movimiento Ciudadano.

En respuesta, el presidente de la Junta de Coordinación Política, Silvano Aureoles (PRD), y el vicecoordinador del sol azteca en la Cámara de Diputados, Miguel Alonso Raya, reprocharon la posición asumida por Villarreal, porque sus razones, más que electorales, son políticas. Es un exceso, porque todo lo que no les guste les hará levantarse de la mesa. Es el síndrome de los levantamientos; cualquier cosa no les gusta y se levantan. Está de moda, pero no nos sorprende del PAN.

Al concluir la reunión de la Junta de Coordinación Política, donde se anunció la realización del periodo extraordinario de sesiones, a celebrarse el jueves y viernes próximos, Villarreal calificó de contrarreforma la modificación al artículo 87 de la Ley General de Partidos Políticos, “que no tiene otro objetivo que darle vida artificial a los pequeños partidos políticos (sic).

Acción Nacional ha señalado que las y los mexicanos no merecen tener partidos políticos que les cuestan y que sólo representan a una familia, a un pequeño grupo o a un sindicato, y que no tienen la representación ni los votos de los mexicanos.

La reforma al artículo 87 de la citada ley pretende devolver a los partidos políticos la posibilidad de dividirse los votos cuando participen –respaldando a un candidato– en coalición, independientemente del origen del abanderado.

Esta reforma ayer se presentó en la junta de coordinación en forma de dictamen, aprobado por el Senado, y el PAN en San Lázaro pretendió echarlo abajo. La intentona del blanquiazul no tuvo acciones legales, porque la ley orgánica del Congreso no permite a un órgano, cualquiera que sea, independientemente de la asamblea general de los diputados, modificar algún dictamen. Al ponerlo sobre la mesa, el PRI, PRD, PVEM, Movimiento Ciudadano, PT y Nueva Alianza lo rechazaron.

Así, Villarreal, que no logró el propósito de echar abajo la reforma al artículo 87, salió a ofrecer una conferencia de prensa reprobando al resto de los partidos políticos.