Ochoa y Piojo, héroes
n vibrante y emotivo partido, México dejó el alma en la cancha y con un juego intenso y de gran desgaste físico certificó la extinción del jogo bonito. El Tri hizo historia y por primera vez arrebató un punto a Brasil en Copas del Mundo. No sólo frustró la fiesta en el pletórico estadio Castelao, sino que se atrevió a alternar el dominio con los pentacampeones en un partido donde Memo Ochoa, con inspirada actuación, cerró la puerta a las polémicas y a sus detractores.
Como se esperaba, el Tri tuvo dificultad para franquear la defensa verdeamarela bien comandada por Thiago Silva y debió recurrir a los tiros de media distancia; fue casi el exclusivo recurso de los mexicanos para intentar el gol en el máximo escenario ante el máximo favorito. En la memoria queda ese soberbio tiro de Héctor Herrera que forzó al no menos vistoso desvío de Julio César.
En el empate con sabor a triunfo el cuadro tricolor tuvo dos héroes. Ochoa brilló con luz propia y dejó atrás la frustración de dos mundiales en los que rumió la desventura de pagar factura por la inseguridad de los técnicos LaVolpe y el Vasco Aguirre, quienes lo refundieron en el banquillo y se aferraron a la experiencia de otros porteros de mayor trayectoria.
El otro arquitecto de esta digna exhibición, en la que el Tri quedó a un punto de superar la fase inicial –¡que se preparen los croatas!–-, es sin duda el Piojo. En la víspera a Felipao le preguntaron sobre el técnico rival y soltó un seco y tal vez desdeñoso no lo conozco
, pero al final del reñido choque no tuvo empacho en felicitar a su par. Herrera despojó al equipo de la aprensión, de los nervios y tensión que el Chepo de la Torre transmitía con su gesto adusto, e instaló la seguridad, motivación y confianza.
El técnico mexicano, quien sería el peor remunerado de la lista que encabeza Fabio Capello (los rusos le pagan 11.2 millones de dólares al año), esgrimió en el medio tiempo su discurso de aguijón y el resultado fueron esos 20 minutos de intensidad al inicio del complemento. Era lógico que la Selecao reaccionara como esa bravura que tensó los nervios, pero México también los hizo sufrir al límite y decretó el fin del jogo bonito, reducido hoy a meros chispazos.