Belo Horizonte, 14 de junio

Colombia comenzó hoy con el pie derecho su participación en el grupo C del Mundial de Brasil, tras vencer 3-0 a Grecia. Con goles de Pablo Armero, al minuto seis, Teo Gutiérrez (57) y James Rodríguez al final del encuentro los cafeteros ganaron con autoridad.

El equipo sudamericano manejó mejor la pelota, se defendió con orden cuando no la tuvo, contó con las individuales más notables y anotó en los momentos precisos.

No obstante, no tuvo una actuación completa, por lo que su entrenador, el argentino José Pekerman, tendrá razones para estar insatisfecho más allá del resultado final, exagerado si se tiene en cuenta el desarrollo del encuentro.

Colombia cayó en baches muy peligrosos durante varios minutos, circunstancia que habría podido pagar caro ante un rival con más contundencia que la limitada Grecia que tuvo enfrente.

El partido empezó electrizante. Contagiados por el aliento emocionante de miles de compatriotas, los cafeteros se lanzaron al ataque desde el primer minuto, cargando el juego por la banda derecha, hacia donde se tiraba Rodríguez, para conectar con Juan Cuadrado y Juan Zúñiga, y complicarle la vida a José Cholevas.

Y no hubo que esperar mucho para que esa sociedad diera frutos.

Del segundo encuentro entre James y Cuadrado, cuando apenas se jugaban seis minutos, surgió el centro bajo del jugador de la Fiorentina que Armero concretó para el 1-0, pese al esfuerzo de Manolas por evitarlo.

Los helenos intentaron responder enseguida con un remate desviado de Panagiotis Kone, pero a partir de allí, y con el marcador en contra, comenzaron a desnudar sus carencias, cuando estaban llamados a asumir el protagonismo de un partido.

El equipo griego no tenía a Mitroglou, a quien Fernando Santos dejó entre los suplentes, pese a haber asegurado que estaba en condiciones físicas de jugar, y tampoco creatividad en el medio, por lo que a Colombia le resultó relativamente sencillo controlar sus tímidos ataques. Solo Kone, partiendo desde la izquierda ponía un poco de criterio al juego de su equipo.

Sin embargo, la temprana ventaja en el marcador anestesió a Colombia, que no supo aprovechar la falta de claridad y comenzó a encogerse cerca de su área, perdió el dominio del balón y ni siquiera inquietaba en el contrataque.

Antes del encuentro, Pekerman había pedido continuidad a los suyos, pero esta fue justamente la materia que quedó pendiente de aprobar para el próximo partido.

Con sus limitaciones Grecia se fue acercando. Un cabezazo de Torosidis primero, y luego un remate de Kone al minuto 30, ambos desviados, sirvieron de despertador a los cafeteros, pero tampoco.

Su parsimonia acabó contagiando a la hinchada, tan fue así que Armero reclamó la participación de la marea cafetera en la primera parte, aunque era poco lo que entregaba su equipo que el aliento no se volvió a escuchar hasta el minuto 40, cuando una acción de Gutiérrez exigió a la zaga griega.

Colombia estuvo a punto de quemarse en la última jugada de la primera parte. Kone se atrevió con un remate de media distancia y sólo el vuelo de David Ospina mantuvo la ventaja al descanso.

Los sudamericanos volvieron al campo con otra cara, dieron varios pasos adelante y, pese a un primer intento de Samaras que pidió un penal inexistente, el partido comenzó a virar definitivamente del lado amarillo.

Con un remate que repelió Karnezis, el colombiano Rodríguez avisó que su equipo se había sacudido la modorra y al 57 el propio volante del Mónaco ejecutó un tiro de esquina desde la derecha; Aguilar prolongó con la punta del botín en el primer palo y Teo la empujó para el 2-0.

Grecia sintió el golpe y ni siquiera le ayudó la fortuna. Al 58 el travesaño repelió un cabezazo de Gekas con Ospina vencido. Fue el tiro de gracia.

Para rematar la fiesta, James Rodríguez cerró el marcador sobre la hora acomodando el balón junto al palo derecho del arquero.