Lunes 26 de mayo de 2014, p. 31
Estigma y discriminación. Eso es lo que viven los fumadores que, a causa de programas y campañas, llegan a ser víctimas de violencia verbal y actitudes
por personas que no consumen cigarrillos. Así lo vive Juan, quien ha tenido ese hábito más de 40 años.
“He pensado dejarlo y lo he intentado, porque me preo- cupa mi salud. Pero no es sencillo. Puede ser más fácil para los jóvenes que no tienen todavía una adicción ni han estado expuestos a publicidad como la que había cuando yo era joven.
Ahora no se fuma en lugares públicos, y eso es una buena influencia para los muchachos. No para personas como yo, que requieren atención especializada. El problema es que son pocas las clínicas adonde se puede acudir
, afirma.
Reconoce que la percepción social respecto del fumador ha cambiado. Ahora es casi un insulto ofrecer un cigarro, pero antes era una muestra de educación y cortesía hacia los demás.
Para los adictos al tabaco y Juan, el cigarrillo les ayuda a mantenerse despiertos, alertas. Es una ayuda para bajar la ansiedad
. Por ese supuesto beneficio que les da el tabaco, para fumadores como él los pictogramas que aparecen en las cajetillas son una información morbosa y de mal gusto
.