Hillary Swank fue ovacionada en Cannes por su actuación en The homesman
La mujer sigue siendo tratada con discriminación, incluso en el cine
A los actores les pagan cifras absurdas por cada película y a nosotras nos tocan las migajas que quedaron después de su sueldo, afirma
Los prejuicios, en general, me vuelven loca
Jueves 22 de mayo de 2014, p. 8
Cannes, 21 de mayo.
Hillary Swank acaba de cosechar ovaciones en Cannes por su papel en The homesman, en la que vuelve a interpretar lo que en realidad es ella: una mujer fuerte, decidida, excepcional, como lo fue en A million dollar baby o en Boys don’t cry, que le valieron dos premios Óscar. En esta ocasión, también a las órdenes de un director y coestrella no menos singular, Tommy Lee Jones, quien, sin embargo, debe emplear todo su gran carisma para no verse desbordado por los enormes ojos destellantes de la actriz y sonrisa infalible que pega como un hombre y siente como una gran mujer.
Tenerlo de director y de actor, como compañero de semejante aventura, fue todo un reto. Él sabe muy bien lo que hace y cómo manejar a todo su equipo
, admite la actriz estadunidense. El término homesman se refiere a aquellos voluntarios que devolvían a personas descarriadas a los hogares que habían abandonado. Dan segundas oportunidades a todos. Son hombres. Todos, menos –de nuevo una excepción– Hillary Swank.
En un remoto rincón de Nebrasca
The homesman arranca en un remoto rincón de la Nebraska del siglo XIX, donde vive Mary Bee Cuddy, una mujer rígida, libre, luchadora, aunque demasiado autoritaria para el gusto de los hombres, que rechazan desposarla. Con extraordinaria valentía decide ayudar a tres mujeres con trastornos mentales debido a las difíciles condiciones de vida del rudo Oeste, y conducirlas en una carreta a Iowa, la civilización.
En el camino, salva de la horca a George Briggs (Jones), un desertor sin principios, y lo compromete a enfrentar juntos los graves peligros de la misión.
Fue un rodaje muy exigente. Ambos personajes debían resistir el frío y la nieve, apaciguar a las dementes, superar las amenazas de los indios pawnee y sobrevivir a las duras circunstancias del periplo. De una inicial hostilidad, comienzan a encontrar una armonía que los modifica a los dos. Golpeada por el dolor de estas mujeres y de la brutalidad que presencia, Mary Bee cede a la fragilidad. Y George se convierte en una buena persona
, explica la actriz, con elocuencia, durante esta entrevista en el exclusivo Hotel Majestic, en la Croisette.
–Es una historia compleja, ambientada en tiempos complejos.
–Sí. Era una época extrema en todos los sentidos y un lugar sumamente complicado para las mujeres. Había que mantenerse fuertes todo el tiempo. Creí que lo más difícil sería aprender a conducir la carreta, o arar la tierra con las mulas o a montar a caballo. Sin embargo, el mayor obstáculo fueron los elementos de la naturaleza. Hacía frío, y el viento y la nieve nos congelaban; ninguno de nosotros se lavó el pelo por mucho tiempo. Sólo la falda de mi vestido pesaba 10 libras y era difícil cabalgar con él. Sólo soñaba con regresar a mi casa por la noche y beber un chocolate caliente. Pero todo esto te permite comprender cómo vivían en esa época. Las mujeres eran sometidas a trabajos agrícolas pesados, violadas por los propios maridos, víctimas de desgracias, enfermedades horrorosas y otras brutalidades.
–¿Cree que la situación actual de la mujer ha cambiado respecto de aquellos tiempos tan duros?
–Para nada. Creo que desafortunadamente la mujer sigue siendo tratada así, con violencia y mucha agresión. Hay mucha discriminación en todo sentido, incluso en nuestro campo profesional. A los actores les pagan cifras absurdas por cada película y a nosotras nos tocan las migajas que quedaron después de su sueldo (sonríe). Los prejuicios, en general, me vuelven loca. Ya sean de género, de raza o de religión. Creo que son muy injustos.
Los personajes que interpreto deben tener valores
–En sus películas, la mayoría de sus personajes son fuertes, con mucho carácter. Esta no es la excepción.
–Personajes como este son los que tienen sentido. Me atrajo la simplicidad y la belleza de este ser humano tratando siempre de conectarse con las emociones de la gente, con estas mujeres tan sometidas, incluso a través de la música, lo que fue tomando más cuerpo a medida que avanzaba el rodaje. Amo a todos los personajes que interpreto. De lo contrario, no podría meterme en el papel. Deben tener valores y principios. No podría hacer de killer, por ejemplo. Son demasiado problemáticos. Siempre trato de probarme con la intención de ser mejor persona y actriz. Busco un constante crecimiento en todo sentido.
–¿Leyó mucho sobre la época para preparar su personaje?
–No. En realidad había mucha información en el libro y, de hecho, en el guion, que era impecable. Además, me gusta el desafío de lo desconocido.
–¿Ha sentido envidia alguna vez viendo a una actriz en el papel perfecto para usted?
–Jamás. Por el contrario, apoyo mucho a las mujeres y a las actrices. Me encanta verlas en papeles que abren mi mente, que me inspiran. Sandra Bullock fue muy convincente en Gravedad; Cate Blanchett se lució en el más reciente filme de Woody Allen. Y, obviamente, Meryl Streep en todos los papeles que hace. Es admirable.