annes, 13 de mayo.
Esta vez los rumores sobre la programación de la sección oficial de Cannes prometían más que el resultado final. Varios nombres se barajearon como hipotéticos competidores, en el último año en que el veteranísimo Gilles Jacob fungirá como presidente del festival. Uno suponía que querría retirarse con una selección llena de nombres prestigiosos, sobre todo con una alineación de sus cineastas predilectos.
No es que Cannes haya apostado por lo desconocido. Hay suficientes nombres que van desde Jean-Luc Godard a Nuri Bilge Ceylan, pasando por los británicos Ken Loach y Mike Leigh y los hermanos Dardenne, los únicos que esta vez aspirarían a una tercera Palma de Oro. Sin embargo, los rumores prometían las nuevas películas de autores tan diversos como Roy Anderssen, Clint Eastwood, Terrence Malick, Takashi Miike y Hong Sang Soo, entre varios otros. En lo que a nosotros atañe, la exclusión más importante fue la de Birdman, la más reciente realización de Alejandro González Iñárritu quien, desde su éxito con Amores perros en 2000, gozaba de una especie de pase automático –o eso se pensaba– para la sección oficial.
Más sorprendente aún es la ausencia de largometrajes mexicanos en todas las secciones del festival. Es el primer año en un largo rato en que no habrá representación nacional, fuera de una selección de cortos del festival de Morelia dentro de la Semana de la Crítica. Curiosamente, aunque el delegado general Thierry Frémaux se expresa siempre en términos elogiosos de la cinematografía mexicana, ese entusiasmo no se tradujo esta ocasión en películas invitadas.
Digamos que una representación alterna se ha limitado al papel de jurado. Gael García Bernal formará parte del jurado oficial de la competencia. Mientras, Daniela Michel, directora del festival de Morelia, será jurado de la Semana de la Crítica.
Volviendo a la selección oficial, el país que se llevó la parte del león –además de Francia, naturalmente– es Canadá, con tres títulos debidos a los veteranos David Cronenberg (Map to the Stars) y Atom Egoyan (Captives), y al joven Xavier Dolan (Mommy), que compite por vez primera, después de que casi toda su corta filmografía ha sido estrenada en la Croisette.
Incluso de Estados Unidos sólo hay un par de películas: Foxcatcher, de Bennett Miller, y The homesman, del también actor Tommy Lee Jones. África está presente con Timbuktu, del mauritano Abderrahamane Sissako. Asia, sorpresivamente, se limita a Futatsume no mado, de la japonesa Naomi Kawase. Mientras Iberoamérica también se ve reducido a un solo título, Relatos salvajes, del argentino Damián Szifrón. (Por su parte, el cine argentino también está representado por Jauja, de Lisandro Alonso, en Una Cierta Mirada; la proyección especial de El ardor, de Pablo Fendrik –con coproducción mexicana, eso sí–, y Refugiado, de Diego Lerman, en la Quincena de los Realizadores).
Las que no pueden protestar este año de discriminación son las feministas. Hay dos directoras en la competencia. Además de Kawase, participa la italiana Alice Rohrwacher con Le meraviglie.
Algo sí ha mejorado con los años. La presencia hollywoodense trivial y abiertamente comercial se ha acotado al máximo. En 1998 la película de clausura fue Godzilla, del churrero Roland Emmerich. Por suerte, la nueva versión del célebre monstruo japonés no estará presente en Cannes.
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