El autor de Las buenas personas, publicada por Alfaguara, acudirá a El Colegio de México
antiliteratura del Holocausto
Desde dentro de Israel, la ocupación se puede resolver si prevalecen las fuerzas positivas, las no racistas, si entienden que los palestinos tienen los mismos derechos que los judíos, dice a La Jornada
Miércoles 14 de mayo de 2014, p. 5
No será la literatura, sino acciones políticas las que solucionen el conflicto entre Israel y Palestina, subraya el escritor y activista político israelí Nir Baram.
Lo que ocurre, dice en entrevista, no es un conflicto. Es una ocupación, y puedo dar todas estas respuestas ingenuas de que la literatura sirve para construir puentes, pero no creo que la literatura pueda traer paz al mundo. No creo en las ideas de John Lennon
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Baram (Jerusalén, 1976) es autor de la primera novela sobre la Segunda Guerra Mundial que no habla del Holocausto. Se titula Las buenas personas, publicada por Alfaguara, y representa un parteaguas con la literatura anterior israelí cuyos temas se centraban en el conflicto con los palestinos o la muerte de millones de judíos a manos de los nazis.
La literatura no resolverá la situación que se vive actualmente en Medio Oriente. La solución “tiene que ser política. La acción política es la solución. Es un problema político que necesita una solución política. Puede haber dos soluciones: una desde dentro de Israel, si prevalecen las fuerzas positivas, las no racistas, las que creen en una república democrática israelí, lo cual no es probable; o viene del exterior. Esos son los dos escenarios. Honestamente prefiero el primero. Pero la ocupación –no hay conflicto, hay ocupación– terminará sólo cuando haya suficientes fuerzas israelíes que entiendan por completo que los palestinos tienen los mismos derechos que los judíos. Lo cual suena muy lógico para ti, pero no en Israel”.
Sin separación, sin fronteras
Escribir es un compromiso enorme que trato de separar de mi compromiso político, añade Baram, quien también es editor y proviene de una familia de políticos que participaron en gobiernos del Partido Laborista.
“Siempre me siento comprometido con la literatura y su importancia. Para compartir algo hoy necesitas creer en la fuerza de la literatura, aun cuando sepas que es algo emocional. Para mí la literatura es una parte importante de mi vida, escribir literatura, pensar literatura; pero también en lo político, en el activismo, tengo un compromiso y es participar para detener la ocupación, por ejemplo, ahora soy parte de una iniciativa palestino-israelí para buscar una solución: dos Estados, sin separación, sin fronteras, y ese para mí es un compromiso enorme.
A veces es muy complicado explicar por qué mis novelas no son acerca de la ocupación israelí, y siento que debo separarlo. Creo firmemente que en las buenas novelas no hay nunca buenos ni malos, siempre se está en una zona gris, siempre ocurre en esa área gris, donde no hay conclusiones, abres el paisaje a las posibilidades y las preguntas, pero cuando escribes algún artículo político tienes que ser muy claro, muy preciso. Por eso no escribo artículos cuando escribo novelas y no escribo novelas cuando estoy dentro de un compromiso político
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En esencia es verdad que la literatura israelí sólo habla de la ocupación o del Holocausto, reconoce, pero quien lea Las buenas personas se dará cuenta de que no es una novela sobre el Holocausto aunque habla de la Segunda Guerra Mundial.
La novela, cuyos derechos se han traducido a 14 idiomas, “fue construida como un libro antiliteratura del Holocausto. Quise cambiar nuestra concepción de la Segunda Guerra Mundial, por eso los personajes –Thomas y Aleksandra– son diferentes a los que conocemos, usan la burocracia tanto como la burocracia los usa a ellos, no son víctimas, no son sobrevivientes, ellos usan la ideología con el objetivo de lograr el éxito personal. Creo que la literatura israelí debe de ser más abierta, más universal, más diversa. Mi primer libro, por ejemplo, fue fantasía total. La literatura de mi país va a cambiar con las nuevas generaciones”, expresa Baram, quien el año pasado publicó su nueva novela World Shadow.
–¿Es un llamado a cambiar la página de la literatura israelí?
–Creo que la literatura israelí fue construida como una literatura nacionalista, una literatura para construir las fronteras de Israel y obsesionada con la sociedad israelí. Como es una sociedad muy nueva se quería construir la nueva sociedad y básicamente la literatura era parte de este esfuerzo. En los años 60 y 70 la sociedad demandaba a sus autores que se involucraran en el proceso de la construcción de Israel y que hablaran de su experiencia, es una tradición arraigada, pero con las nuevas generaciones veremos una nueva forma de literatura. Creo que los nuevos escritores están influenciados por muchas cosas. La literatura en Israel es algo que está cambiando en este momento”.
Interés por entender el capitalismo
El libro Las buenas personas nació así: Básicamente el Holocausto ha sido una parte importante en la vida de cualquier niño israelí. Hablamos del Holocausto desde que tenemos siete años. Toda tu vida se va formando con el Holocausto quieras o no, no hay elección, en algún punto pensé que sería interesante entender la Segunda Guerra Mundial, no el Holocausto, desde un punto de vista diferente
, explica Nir Baram, quien en un principio quería, e intentó, ser futbolista profesional.
“Me di cuenta que en el discurso tradicional de la Segunda Guerra Mundial y en la historia siempre se ve a los perpetradores, a los nazis, como un cliché, monstruos, demonizándolos.
“Sentí que había reglas para la literatura y reglas específicas para la literatura de la Segunda Guerra Mundial, siempre construida de la misma manera. Yo quería hablar de ese periodo, usar la Segunda Guerra Mundial como laboratorio. Pero esa no es la esencia del libro, porque creo que la novela histórica tiene importancia si se relaciona con el presente. Utilicé la Segunda Guerra Mundial para comprender algo que me interesa mucho: el capitalismo. El personaje principal (Thomas Heiselberg) no es un nazi, es un capitalista.
“Quería usar la Segunda Guerra Mundial para entender un punto: que cada persona tiene cierta ética y valores y después llega la guerra y se encuentra entre distintas fuerzas –los nazis, el gobierno–, que quieren algo de esa persona y esa persona utiliza su talento. Eso es lo más interesante”.
Nir Baram estará este jueves en El Colegio de México (Camino al Ajusco 20, colonia Pedregal de Santa Teresa), a las 16 horas, en el salón 2243 para hablar acerca de Israel, Medio Oriente y Literatura. Entrada es libre.