En un Zócalo a medio llenar intercambiaron canciones
Lunes 12 de mayo de 2014, p. a39
Qué comisionados especiales ni que ojo de hacha. Qué autodefensas convertidas en fuerzas rurales ni que nada. Lo que el país necesita para vivir en paz es abrirse, como única forma, a Jesús y María.
Desde el laico Zócalo, el cantante Emmanuel demandó lo anterior y aclaró que México no le puede cerrar el corazón a Dios. Y se arrancó con el tema que, dijo, le ha cantado a la Virgen de Guadalupe desde hace 15 años:
“Enséñame, enseñame, a ser feliz como lo eres tú...”, sin embargo, la feligresía que medio llenó la amplia plancha, dando la cara a Catedral, como que no quedó satisfecha con la propuesta y no reaccionó más que con tenues palmas, consciente, quizá, de que lo que hace falta es mejor gobierno y más imaginación, además de que estaba ahí para escuchar canciones y no vaguedades ni sermones.
A la par con Mijares, uno de sus coristas de hace un montón de años, Emmanuel deleitó con los transformados éxitos de hace casi cuatro décadas, a las madres y su prole, con el buen acompañamiento de una orquesta.
Me pareció excelente, no pudo estar mejor
, dijo alegre Ligia Fabiola, quien desde los rumbos de La Villa jaló con una amiga y su marido para, desde el portal del edificio del Antiguo Ayuntamiento, tararear –como lo hicieron miles– la mayoría de las canciones ofrecidas en las casi dos horas de audición.
Ambos intérpretes se prestaron sus éxitos; por ejemplo, no quedó bien claro a quién le creció la reputación cuando salió del baño de mujeres, lo cual no obstó para que el frenético auditorio, ahora sí, palmeara con fuerza la rola.
Desde luego que no faltaron las parejas que se sintieron aludidas y que sin recato alguno hicieron eco de la letra que dice: “quiero tu cintura y subir por tu pecho”.
Incansables, el par de cantantes desfiló como en pasarela de modas. Cada canción es un saco nuevo, los estilos van desde la sobriedad de lo oscuro a lo chillante de un tono bermellón pasando por un alegórico blanco con adornos de colores en mangas.
A la profusa iluminación del templete, que tuvo un espléndido juego de luces, se sumaron los puntos blanquecinos de los celulares. Todo mundo quería tener constancia de su presencia en el espectáculo.
Y también desde arriba del escenario Emmanuel y Mijares presumieron de tecnología digital y salió la selfie, ¡cómo de que no!, pero apuntaron también hacia la concurrencia, ahí nada más para el archivo.
Y el Soldado del amor es compartido, pero también cada quien va con su cada cual, esto es, con los temas que hicieron suyos para el regocijo de los presentes. Así Mijares aludió a un compositor peruano, Gian Marco, mi amigo
, dijo y soltó su voz potente “porque cruzaste la frontera de otro cuerpo”.
Fue el turno de Emmanuel y con otra tesitura suplicaba: “no te salgas de mis brazos, que mis manos hoy de ti se quedan llenas” y ya entrados en coro gigantesco surgió “sabes bien, que aun siendo de tu noche el trovador”.
Un descanso que ocupó Pedro Julio, quien a lo Kenny G, le dio vuelo al saxofón, surgió la selfie multitudinaria y la recomendación de súbanla al hashtag tal. Un giro al programa y otra remembranza a cargo de Emmanuel al canto y Mijares a la guitarra y la trova cubana pasó lista de presente con El breve espacio.
El colofón: ambos luciendo sombrerito Fedora o tirolés. “Toda la vida, pensando siempre en tu egoismo”, cuando se empezó a diluir la concurrencia.