En América, 30 por ciento de los homicidios están relacionados con el crimen organizado y las actividades de pandillas, alertó el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). América Latina es una de las regiones más violentas del planeta, con una tasa promedio de homicidios (en 2012) de 23.7 por cada 100 mil habitantes, esto es, cuatro veces más que el promedio mundial o hasta 5 y 8 veces mayores que los niveles de Asia y Europa.

Por regiones, Centroamérica tiene una tasa de homicidios cinco veces mayor que la de Norteamérica, y dentro de esa franja hay provincias y ciudades que sufren niveles de delincuencia aún mayor.

La violencia en América no es nueva y tampoco se remonta exclusivamente a la irrupción del fenómeno del narcotráfico, sino que tiene antecedentes de hace medio siglo, subrayó el BID dentro de la Semana de la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia, que se realiza esta semana en la ciudad de México.

El organismo advierte que América Latina vive una ‘‘tormenta perfecta’’ de factores que derivan en la violencia: una rápida y desordenada urbanización, gran número de jóvenes en situación de riesgo y un fenómeno de pandillas y crimen organizado.

Cerca de 39 por ciento de los jóvenes de la región son pobres; uno de cada cuatro no puede satisfacer sus necesidades básicas, al tiempo que avanza el problema de la deserción escolar. ‘‘En nuestra región, uno de cada 5 jóvenes de entre 15 y 29 años (32 millones) ni estudian ni trabajan ni buscan empleo (los llamados en México Ninis). Asimismo, el fácil acceso a drogas, alcohol y armas potencian actividades violentas’’, dijo.

En síntesis, la dimensión del problema tiene las siguientes características: América Latina y el Caribe son de las regiones más violentas del planeta; la violencia es un fenómeno predominantemente urbano; las mujeres son uno de los grupos más afectados; el índice de homicidios para jóvenes es tres veces la tasa de asesinatos promedio para el resto de la población, y hay una percepción de que el crimen y la violencia están empeorando.