Nos quitan la ropa y la piel al destruir nuestros sitios sagrados; no son sólo piedras que se puedan sustituir o colocar en cualquier lugar, aseguraron Marcelina López de la Cruz y Odilón de Jesús López, del Consejo Indígena Náyeri, y Eliseo Velázquez Zeferino, presidente de bienes comunales de El Rosarito, municipio Rosamorada, Nayarit, a los integrantes de la Comisión de Asuntos Indígenas de la Cámara de Diputados, al pedirles su intervención para que se cancele el proyecto hidroeléctrico Las Cruces, impulsado por la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

Acompañados por integrantes del Grupo Ecológico Manglar, los indígenas coras y wixárikas hablaron de la destrucción de 14 sitios sagrados, tres de ellos pertenecientes a este último grupo; del desplazamiento de las familias de la comunidad de San Blasito, y de daños irreversibles a los bosques y al río San Pedro. La vida de más de 10 mil personas de la parte serrana terminará, pues se quedarán sin sus tierras y sin poder pescar; las tradiciones ya no se practicarán de la misma manera y las costumbres se perderán, dijo Odilón de Jesús.

De sus morrales sacaron documentos, incluida una copia certificada del acta notarial de la reunión del 13 de agosto del año pasado con representantes de la CFE, y hablaron de las presiones de los gobiernos estatal y municipal para que dejen de estar contra el proyecto, del ofrecimiento de la tarjeta del programa de seguridad alimentaria (Prosa) con 200 puntos para que las familias tengan una despensa. Ustedes no tendrán la necesidad de trasladarse a la tienda, la tienda viene a ustedes.

La gente de la CFE y del gobierno nos dice que con el proyecto habrá trabajo y nos pagarán los terrenos, pero si se acaba la tierra, se nos acaba la forma de vivir. ¿Qué les vamos a dejar a nuestros hijos y nietos? Y si nos mandan al cerro, allá no se va a poder sacar el maíz que sembramos en las tierras cercanas al río, insistieron. No pierden la esperanza de que los legisladores recorran la región donde se pretende levantar el proyecto que inundará más de 14 mil hectáreas.

Después de la reunión, Velázquez Zeferino comentó que presunto personal de la CFE trata de convencerlo de que acepte el proyecto. En agosto del año pasado, un grupo de encapuchados a bordo de cinco o seis camionetas me dijeron que si no estoy de acuerdo con la presa, me traerán al DF. La mayoría de los comuneros no está de acuerdo con la obra; si les damos la tierra, nos van a dejar encuerados.

Marcelina López de la Cruz comentó: A las mujeres les están ofreciendo malla de gallinero para que les digan a sus esposos que el proyecto es bueno. Pero eso es falso, nos tratan de dividir, de convencer con cualquier cosa que no es de beneficio colectivo.