Daniel Ramírez apenas tiene 21 años y todavía no celebra su primer aniversario en el máximo circuito. Pese a las pocas horas de vuelo, ayer este joven atacante anotó uno de los goles más valiosos de la temporada para Pumas: uno solo que permitió a los auriazules vencer a Chivas –con el que tiene un largo historial de empates y partidos sin anotaciones– y asegurar su boleto para la liguilla como uno de los tres clasificados hasta el momento.

El marcador de paso hundió al Guadalajara en un futuro incierto: deberá jugarse todo el próximo fin de semana y esperar las combinaciones que puedan colarlo entre los mejores ocho clubes.

Había demasiado que perder o que ganar, según se mire, por lo que ambos equipos llegaron a Ciudad Universitaria con la firme voluntad de alejarse de ese pelotón mortal que se definirá en la última fecha.

Pumas tenía algunas carencias. El ataque sin la punzante presencia de Martín Bravo y la defensa sin dos viejos lobos como Darío Verón y Marco Antonio Palacios. La responsabilidad recayó entonces en los jóvenes, y fueron ellos quienes consiguieron el pase.

Desde el primer momento los equipos trataron de infligirse daño, pero los locales tuvieron mayor fortuna en la posesión y en los avances con toques abundantes. El primer susto fue para los rojiblancos: en una pared, Daniel Ludueña filtró la pelota, que fue fundida con un disparo rabioso por David Cabrera, para el vuelo espectacular de Antonio Rodríguez.

La respuesta fue inmediata, pues el joven David Ramírez mandó el balón al ángulo, que obligó a Alejandro Palacios a volar y soltar un manotazo que le mereció el aplauso de pie de su afición, orgullosa de las intervenciones del Pikolín portero.

Después hubo intermitencia de intentos y errores increíbles. Chivas perdonó un par de ocasiones que provocaron exclamaciones del estratega Ricardo La Volpe. La primera con Omar Bravo, quien en un remate envió la pelota muy por encima del arco de Palacios.

Poco después se fue otra que prometía más. De nuevo con Bravo, incapaz de dar media vuelta, y con Aldo de Nigris llegando tarde a la cita.

Como para equilibrar los desatinos, el paraguayo Dante López desperdició la oportunidad más clara de todo el partido. El delantero que una semana puede anotar dos tantos y en la siguiente mandar la pelota a todas partes excepto al arco, corrió con brío, superó a la zaga rojiblanca, entró al área, obligó a salir al portero y cuando quiso cruzar un disparo a puerta abierta la pelota se fue a la red, pero por fuera. Los insultos llegaron en cascada.

En la segunda parte no dejaron de ir hacia el frente. Aunque Chivas estaba más cargado hacia su área, a la espera de un contragolpe, los universitarios no perdieron la iniciativa. Entonces el entrenador José Luis Trejo hizo su primer cambio: sacó a Ludueña y metió a Daniel Ramírez. Y funcionó.

Tras apenas nueve minutos en la cancha, Ramírez recibió la pelota en la media luna. Sin pensarlo enfiló hacia el área, un defensa lo enganchó y casi lo desarma, pero a trompicones el joven delantero siguió su trayecto y con apenas un toque venció al portero de Chivas.

Los rojiblancos no dejaron de presionar por el empate y durante algunos lapsos se apropiaron del balón. Pero Pumas estaba crecido tras el gol y buscó por varios medios aumentar la diferencia. Ismael Sosa, de larga distancia cerca del arco. Javier Cortés con una carrera insolente y con un disparo cruzado que se estrelló en un poste y provocó maldiciones corales. Poco después otra vez Ramírez en una media vuelta, pero el guardameta tapatío tapó de manera asombrosa. Muchos intentos, pero ya ninguno funcionó.

Pumas terminó con 25 puntos, en el tercer puesto de la tabla. Chivas aguarda en el sitio 11 y forma parte del pelotón mortal de cinco equipos con 21 unidades que se debatirá la próxima fecha.

La Volpe, en su tercer encuentro en el banquillo rojiblanco, dijo: “Era muy importante este partido, estos son los que no puedes perder.

Se pierde y hay que tratar de hacer un balance, un análisis sin desesperarse, falta una fecha, una última batalla, veremos qué sucede y después pensar mucho en el futuro del equipo, comentó.

En la trinchera de enfrente se respiraba el alivio de un momento tan distinto al que vivieron la temporada pasada, cuando fueron uno de los peores clubes del torneo. Esta vez el entrenador José Luis Trejo felicitaba a sus muchachos y compartía la alegría. Ahora hablaba de lo razonable que resultaba para su equipo aspirar al título. Y así parece.