Tingambato, Mich., 12 de abril.

El presidente Enrique Peña Nieto vino a Michoacán, apenas hace cuatro días, a decir que cueste lo que cueste la paz y la tranquilidad volverán a la entidad. Aunque, al parecer, hay cosas que cuestan más de lo que el gobierno dispone.

La escena se juzga sola. Las autodefensas entraron hoy a este municipio aguacatero a 70 kilómetros de Morelia. En la incursión matutina informaron que recibieron disparos de un solitario hampón desde una motoneta. Al hacer sus rondines de rigor –esta vez acompañados de la policía de Fausto Vallejo– se toparon con tres patrullas de la policía municipal y las retuvieron.

Por la tarde, las patrullas fueron devueltas, previa negociación con el alcalde José Guadalupe Aguilera Rojas (PRD). No ocurrió lo mismo con tres policías que permanecían sentados, con dos civiles más, bajo la custodia de las autodefensas que detenían e inspeccionaban los vehículos que transitaban la carretera libre Uruapan-Morelia, en el único retén que instalaron, en la salida a la ciudad capital.

Los policías municipales y los dos civiles fueron entregados a la Policía Estatal cuando el sol se ocultaba tras las montañas. Fue entonces que ocurrió la escena: un mando de la policía del gobernador Vallejo fue a quejarse con los comunitarios. Somos como 40 y nada más nos mandaron tres cazuelas de carnitas, dijo. Sus muchachos se habían quedado con hambre.

Poco antes, en su oficina, el presidente municipal había desmentido, como circuló en Internet, que él hubiese sido retenido. Aquí nunca se había presentado un evento de esta naturaleza, agregó, el también profesor de primaria.

El alcalde dijo también que dialogó con José Manuel Mireles, quien encabezó la entrada de las autodefensas. Me dejó claro que no hay nada contra ningún sector de este municipio, sino que están avanzando en todo el estado. Yo le dije que respeto su movimiento.

El presidente municipal hablaba con la música de cuerdas de fondo. Allá abajo la plaza principal era una fiesta de flores y papel picado, una romería con motivo del 25 Festival del Geranio, que organiza el municipio para celebrar la afición de las señoras del lugar por esas flores.

Es decir, que salvo el retén en la salida a Morelia, la vida en Tingambato transcurría en calma y los únicos hambrientos eran los policías de Vallejo.

Por cierto, los geranios que cultivan las amas de casa de Tingambato son esplendorosos.