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Ver día anteriorJueves 27 de marzo de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El arranque de la ronda cero
H

a sido insuficiente la información divulgada hasta ahora sobre el inicio del proceso de desnacionalización de la industria petrolera mexicana, con el arranque de la llamada ronda cero. Si se persiste en la construcción del nuevo modelo, ésta constituirá una etapa crucial, pues de ella depende el papel que Pemex podrá jugar en ese futuro que reinserta los recursos petroleros de la nación en el coto de caza de las corporaciones trasnacionales, herederas de las expulsadas en 1938, y de sus socios locales.

La futura Pemex, EPE (empresa productiva del Estado), en un escueto boletín emitido el 21 de marzo se limita a indicar que solicitó la adjudicación de diversas áreas que están actualmente bajo su producción o que ha venido explorando. La Secretaría de Energía, en su portal, ofreció detalles: para exploración, Pemex solicitó todos los campos en producción, y para extracción, las áreas donde cuenta con descubrimientos comerciales, incluyendo las aguas profundas. Precisa: a) en las cuencas del sureste solicita las principales áreas de exploración que coincidan con campos en producción y en donde se cuenta con inversiones en proyectos de exploración; b) en Chicontepec y en zonas con recursos no convencionales, libera importantes áreas para la participación de particulares en futuras rondas, conservando los contratos integrales con terceros, y c) solicita una fracción de los recursos prospectivos del país con el fin de desarrollar capacidades tecnológicas para su futuro desarrollo. La Secretaría de Energía estima que la petición de Pemex abarca 83 por ciento de las reservas 2P y 31 por ciento de los recursos prospectivos. Estima también que, en términos de reservas probadas, cubre una cifra cercana a 10 mil millones de barriles de petróleo.

Adviértase que, como es usual, las cuentas no le salen bien a la Secretaría de Energía, como muestran los números incluidos en el documento. Las reservas 2P (probadas y probables) alcanzan 26 mil 200 millones de barriles de petróleo equivalente y el 83 por ciento de ellas equivale a 21 mil 700 millones. Por su parte, las 1P (probadas) llegan a 13 mil 900 millones y el 83 por ciento de ellas asciende a 11 mil 537 millones. Si Pemex reclamó cerca de 10 mil millones, deja sobre la mesa, para beneficio de los futuros operadores privados, mil 537 millones de barriles de reservas con probabilidad de extracción de 90 por ciento o más, u 11 mil 700 millones de reservas con probabilidad de extracción de al menos 50 por ciento. ¿En cuánto va a estimar la Secretaría de Energía el justo valor económico de las inversiones de Pemex en la localización de las reservas que no pidió se le asignaran, para definir la compensación debida? ¿Por qué Pemex no planteó que se le asignara el total de reservas 1P y 2P que ya tiene ubicadas?

Los recursos prospectivos (convencionales, no convencionales y bajo aguas profundas) los estima la Secretaría de Energía en 114 mil 800 millones de barriles de petróleo equivalente y Pemex solicitó sólo 31 por ciento de los mismos; es decir, al menos en esta etapa, renunció al 69 por ciento restante. Si estas estimaciones –que la secretaría toma del propio Pemex y están calculadas al primero de enero de 2013– no pertenecen al reino de la fantasía, el tamaño del pastel que va a ser partido y repartido, sobre todo entre los operadores privados extranjeros –y sus socios nacionales–, es enorme: casi 80 mil millones de barriles de petróleo. Aun si se considera recuperable sólo la mitad de ese total, México ofrecería a los agentes privados un volumen de recursos no demasiado inferior al total que ha extraído en toda su historia, estimado en 55 mil millones de barriles.

Un débil intento de justificar la insuficiencia de información consistió en afirmar que, de divulgarse las áreas y campos incluidos en la solicitud, se sabría de inmediato, por descarte, cuáles quedarían sujetos a las futuras licitaciones para empresas privadas ( La Jornada, 22/3/14). Con la información disponible basta para una primera cuantificación de la desmedida magnitud de la oferta: casi una quinta parte de las reservas probadas y probables y más de dos terceras partes del total de recursos prospectivos, tanto crudo marino en aguas profundas como gas shale y otros hidrocarburos no convencionales. Quizá los participantes privados no esperaban tal generosidad.

Tras forzar a Pemex a formular su solicitud en tres meses, la Secretaría de Energía dispone del doble de tiempo para evaluarla, con la colaboración de una comisión nacional de hidrocarburos cuya integración y funciones están todavía por definirse. Se ha hecho notar el doble papel que juega la secretaría, como autoridad y como regulador. Sería el colmo que, tras el examen de la secretaría, Pemex quedara excluida de áreas de exploración y campos en producción adicionales a los que decidió no incluir en su solicitud de asignaciones.

Quitarle a Pemex las áreas de exploración en las que ya disminuyó considerablemente el riesgo geológico con la finalidad de entregarlas a compañías privadas sería un error descomunal, escribió en La Jornada (23/3/14) Fluvio Ruiz, uno de sus consejeros profesionales. Parece que Pemex misma incurrió en este error y lo agravó al dejar para explotación por terceros parte de sus reservas ya localizadas. ¿Qué llevó a Pemex a inhibirse de esta manera?

Pemex entregó información que muestra sus capacidades técnicas, financieras y de ejecución para explorar y extraer los hidrocarburos de forma eficiente y competitiva. Además presentó un plan de desarrollo de las áreas y campos requeridos, el cual incluye descripciones de los trabajos e inversiones a realizar. Habrá que ver si en las licitaciones en que participen empresas privadas nacionales y extranjeras se plantearán exigencias paralelas en materia de entrega de información y de comprobación de capacidades. Quizá se argumente que entidades como Chevron o British Petroleum no tienen necesidad de demostrar sus capacidades, reconocidas en los mercados.

En el segmento final de su información sobre la ronda cero, en la página web ya citada, la Secretaría de Energía parece adelantar el sentido general de su decisión sobre la solicitud de Pemex. Al respecto, indica: Los recursos que le serán asignados a Pemex le permitirán seguir siendo una empresa líder en la producción de hidrocarburos en aguas someras. Tendrá, además, la posibilidad de asociarse con otras empresas en las áreas conferidas en aguas profundas y lutitas. Es esta la imagen que la autoridad tiene de Pemex: empresa capacitada para extraer crudo en tierra y aguas poco profundas, que sólo asociándose con terceros podrá trabajar en aguas profundas y yacimientos no convencionales. En suma, la autoridad tiene una imagen pobre de Pemex EPE y, al expresarla, revela una pobre imagen de ella misma.