La pintora Susana Sierra (DF, 1942) siempre se ha inclinado por la abstracción, aunque en sus inicios estudió con Roger von Gunten, quien es figurativo. Luego, en la Escuela Nacional de Artes Plásticas estuvo tres años en el taller de Manuel Felguérez, cuyo geometrismo la influenció.

Como muchos de su generación, Sierra fue cautivada por el arte matérico, de allí que comenzó a hacer obra con textura.

Artista abstracta desde hace cuatro décadas, cayó en la cuenta de que gusta de lo muy sutil. Incluso, como consigna en el catálogo de su exposición más reciente, Campo energético, en la Galería Juan Martín, esto ha originado una búsqueda existencial: “Desde pequeña me pregunto qué hago en el mundo. Es algo notable, no te imaginas a qué grado. En un principio sí tenía como muchas ganas de expresarme de alguna manera. Desde muy jovencita empecé a escribir poesía, pero siempre tenía una tendencia hacia los colores y hacer manchas.

“Tenía mis papeles, mis pinturas, y de vez en cuando los trabajaba, hasta que decidí que me iba a dedicar al arte por completo. Estudié historia del arte un par de años en Europa, de todo lo que vi, dije, ‘esto es lo mío’”.

De Platón a Spinoza

Para responder a sus dudas existenciales, Sierra estudió filosofía, en particular a Platón cuando habla de que todo lo que existe es una unidad, que le hizo una resonancia muy profunda. Prosiguió sus estudios hasta llegar a Spinoza, quien toca “este mismo aspecto de que todo es una unidad. Bueno, me sintonizaba con eso, entonces quise volver a estudiar a los presocráticos y encontré que para llegar a un estado más profundo en el que se pudiera percibir esta unidad, había que hacer introspección.

Que la mente, que es como un lago de olas, al momento en que tú te enfocas, tienes la atención total, en ese momento puedes ir más profundo y allí surge la creatividad.

Campo energético, que incluye obras al acrílico, se exhibe en la Galería Juan Martín (Charles Dickens 33-B, Polanco).