El pianista estadunidense ofreció una serie de recitales en México
“Lo mío es mover sentimientos, tocar a las personas’
La música abre puertas, sana, porque aunque es invisible, es fuerte, no tiene límites, está hecha de magia, dice a La Jornada
Miércoles 19 de marzo de 2014, p. 5
La música es magia, fuerza, afirma el compositor Alejandro Santoyo (Indiana, 1973) al explicar el ímpetu con el que sus melo-días le llegan en sueños, no sé de dónde vengan, el caso es que muchas veces me despierto a mitad de la noche y tomo el dictado; varias de mis composiciones se basan en eso, en soñarlas
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Bisnieto del antropólogo Manuel Gamio (1883-1960), el también pianista, quien radica en Estados Unidos, estuvo de visita en México para ofrecer una serie de recitales, uno de ellos en el estudio de la reconocida intérprete María Teresa Rodríguez, fallecida en 2013.
Santoyo comenzó a tocar el piano de oído y a componer a los seis años, más tarde estudió música en el Berklee College of Music en Boston y obtuvo su maestría en música clásica por la Universidad de Nuevo México (UNM).
Cuenta con dos discos compactos Elevation y New world, este último dedicado a su padre (el sociólogo Raúl Santoyo Gamio), quien lo inspiró cuando una tarde Alejandro le comentó que se sentía apesadumbrado ante los conflictos y problemas del mundo actual; “mi padre me respondió: ‘no te preocupes, esos líderes que tienen al planeta así se van a ir muriendo, y vienen las nuevas generaciones con una actitud nueva, vienen mil años de paz’.
Me sorprendieron sus palabras. No importa si sean ciertas, pero quedé convencido de que yo tenía que contribuir para hacerlo realidad
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Por crear música para cine
Aunque Alejandro Santoyo se inició profesionalmente participando en grupos de música pop, no se conformó con ello y cambió la ruta hacia la música clásica, es lo que me llama, lo que voy siguiendo y me impulsa a estudiar de manera más profunda. También tomé clases de jazz con Enrique Neri y cuando estudié composición en la UNM escribí una sinfonía
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Santoyo narra que al terminar su maestría, “supe que mi música no era sólo para mí, sino que la tenía que compartir, que debía ser muy melódica, porque así comunica. Me gusta la música tonal y la estudié, pero no es mi llamado, lo mío no es ser el último creador innovador, aunque lo respeto.
“Lo mío es mover sentimientos, tocar a las personas con la música, porque eso es lo que interpreto: temas que mueven sentimientos. Pienso que el piano puede ser muy percusivo, pero también es capaz de la ternura más grande, ofrece un mundo de sonidos. La música está conformada por colores auditivos.
“Por eso cuando le toco una pieza a alguien, estoy como niño preguntándole ‘¿sientes?, ¿qué sientes? Cierra los ojos’. Soy muy improvisador, un poco a la manera de Keith Jarret. Mi música cuenta historias, tiene un nacimiento, un desarrollo, un clímax, saca esa pasión, y al final, tiene una muerte que se lleva el viento.
“Mis discos, por esa razón, están diseñados para ser escuchados de principio a fin. Quiero dar bienestar, esa es una intención muy clara. Poner mi pequeño grano de arena en dar amor al mundo a través de mi música, suena muy cursi, pero no lo es. Son ganas de compartir buenos sentimientos, como la bondad, ayudarnos, unir fuerzas, sin individualismos, con mucho respeto.
Creo que la música es un medio para lograrlo. Si la escuchan un millón de personas, puede generar en un solo momento un millón de sentimientos diferentes, pues la música abre puertas, sana, porque, aunque es invisible, es fuerte, no tiene límites, está hecha de magia
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Además de ofrecer conciertos, producir e impartir clases, Santoyo busca ahora hacer música para cine, lo piden a gritos mis composiciones, es el siguiente paso. Sobre todo quiero compartir toda mi energía con realizadores mexicanos
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Las composiciones de Santoyo se pueden escuchar en su canal de YouTube y sus discos están disponibles en iTunes.