ada día se descubren más trapacerías cometidas durante los dos sexenios en que el Partido Acción Nacional (PAN) ocupó la Presidencia de la República y puso a sus afiliados y favorecedores en importantes cargos de la administración pública. Le aprendieron las malas mañas a los del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Ahora se confirma que la enorme fortuna que amasa la familia Mouriño (una de las más acaudaladas del sureste) se debe a negocios hechos con Petróleos Mexicanos (Pemex). Uno de los ejes de esa fortuna mal habida fue Juan Camilo Mouriño, a quien el becario de Harvard convirtió casi en un niño héroe y le organizó un funeral de Estado. Se jala la hebra de la corrupción y salen salpicados más personajes del PAN y sus amigos.
Negocios hubo en esos sexenios a costa del medio ambiente. Uno de ellos lo anunciaron como el que cambiaría el panorama turístico en el litoral del Pacífico norte y el Mar de Cortés: la Escalera Náutica. Con inversión multimillonaria, se habilitarían 24 puertos para recibir miles de visitantes de Estados Unidos con sus embarcaciones y dólares. Incontables nuevos empleos, activación económica en Baja California, Sonora y Sinaloa. Los amigos de Fox a la caza de buenos negocios. Pero la escalera mágica yace en el abandono. Su primera etapa debió terminarse en 2006 y la segunda este año.
Hay otro megaproyecto turístico en el Pacífico: Playa Espíritu, en el sur de Sinaloa. Se puso en marcha en 2009 como el primer Centro Integralmente Planeado
, pues no causaría daños a los recursos naturales ni a los habitantes de esa región. Al fin un ejemplo de desarrollo sustentable. Como en la Escalera Náutica, es el Fondo Nacional de Turismo (Fonatur) el responsable de que Playa Espíritu supere en construcciones y servicios a Cancún. Pero el megaproyecto va camino de ser otra mala de la administración del becario. Se alega que no hay recursos para realizarlo, pues su costo se elevó de 4 mil millones iniciales a casi 12 mil. Los terrenos para el megaproyecto se adquirieron con recursos del Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadin), especialista en generar pérdidas. Este año se destinarán a Playa Espíritu más de 600 millones de pesos.
Playa Espíritu afectaría severamente Marismas Nacionales, tesoro natural cuya conservación ocupa la atención mundial. Y de 8 mil integrantes de los pueblos Cora y Mestizos que viven en comunidades de los municipios de Acaponeta, el Nayar, Ruiz y Rosamorada, en la zona de Nayarit que limita con Sinaloa. Exigen que la CFE suspenda el proyecto hidroeléctrica Las Cruces que aprovecharía el caudal del río San Pedro. Con las obras se inundarían 4 mil hectáreas que pertenecen a dichas comunidades y en las que existen 14 sitios sagrados y ceremoniales, todos muy frágiles, como los conchales. En la zona se localiza la mítica Aztlán, cuna de los mexicas y una isla oval única: Mexcaltitlán, con menos de 500 metros de longitud en su eje mayor, rodeada de manglares y marismas.
De igual forma la presa causaría efectos muy negativos a los humedales existentes en Marismas Nacionales, básicos para la producción pesquera. Allí se encuentra el mayor ecosistema de manglar del Pacífico mexicano. En sus lagunas y esteros viven más de 300 especies de aves. Y crece el camarón, principal recurso pesquero de la región.
Marismas Nacionales todavía goza de buena salud ambiental, origen de su alta productividad y de los numerosos servicios ambientales que brinda. Ello pese a obras mal planeadas (como el canal de Cuautla que le permitió tener comunicación permanente con el océano) que aceleraron la erosión costera y a los desajustes originados en las presas El Cajón, Aguamilpa y La Yesca sobre el río Santiago. Estas y otras obras causan ya la pérdida de más de 10 mil hectáreas de cobertura vegetal, la más grande del país. Con la nueva presa Las Cruces los manglares dejarían de recibir la inmensa mayoría de los sedimentos y la materia orgánica que les dan vida y que provienen de la cuenca del río San Pedro. Se olvidan así las promesas oficiales de garantizar la existencia de los humedales y la cuantiosa riqueza que en ellos existe.
Yo vivo aquí, mi opinión cuenta
, es el lema con que los habitantes de la región exigen transparencia en el proyecto hidroeléctrico y en el de Playa Espíritu.