Sazón afromestiza
l libro La sazón de la cocina afromestiza de Guerrero, fue editado en 2007 por la Dirección General de Culturas Populares en la colección Cocina Indígena y Popular. Tiene recetas compiladas por Francisca Aparicio Prudente, quien además escribió la introducción y otros textos. Está dedicado no sólo a Cuajinicuilapa, sino también a diversas poblaciones de los municipios de Cruz Grande y Copala. Se ubican en la Costa Chica de Guerrero, región que abarca los litorales de Guerrero y Oaxaca a partir del puerto de Acapulco, y hasta llegar a la Bahía de Copalita, ya casi en la zona del Istmo.
En esta región de clima tropical con abundante vegetación y fauna, en tierra firme se encuentran garrobos, iguanas, cuijas, tequereques y palancacoas que son reptiles; también hay armadillos, ardillas, conejos y venados. Las especies marinas son muchas: peces como el aguijón o buzo, barrilete, boba, cocinero, guachinango, jalmiche, malacapa, cuatete, medio pescado, mojarra, pargo, popoyote, sierra y robalo; además de almeja, caracol, cangrejo, jaiba y langosta. Destaca el número de aves: faisán, chichicuila, pichichi, coquena o gallina de Guinea, codorniz, entre otras muchas, así como guajolote y gallinas que son domésticas.
Se cultiva maíz, frijol, calabaza, cacao, mango, coco, aguacate, sandía, melón, plátano, papaya, limón, piña, zapote, guayaba, tamarindo y naranja. La caña de azúcar introducida por los españoles, es una de las razones por las que hay población negra en la zona, pues trabajaron en los cañaverales de las antiguas haciendas. Los negros fueron también capataces, trapicheros, pescadores, arrieros y vaqueros; los que se escapaban –llamados cimarrones– se refugiaron en varios lugares y desarrollaron una vida independiente. Los afromestizos conviven con indígenas mixtecos, tlapanecos y amuzgos.
El resultado de esta mezcla cultural es una interesante gama de artesanías, música, danzas y platillos que están presentes muchas veces en las celebraciones más destacadas: Santiago Apóstol, cuaresma y semana santa, así como las del ciclo de vida, en particular las bodas y funerales. En cada poblado hay matices.
La comida es una presencia importante. Para Santiago Apóstol, en Ojo de Agua, se hace una enramada; el mayordomo invita a comer a su casa a quienes colaboran; suele servirse mole de guajolote o caldo de pollo con arroz según las posibilidades. Después de Las mañanitas se da pozole blanco con café negro y pan. Sigue la procesión; al terminar, el mayordomo y los capitanes y capitanas ofrecen a los asistentes tamales de puerco o de pollo envueltos en hoja de plátano, y atole de arroz con leche.