Frenar la ola de violencia
Participación ciudadana
El relevo en el PRD
or más que se trate de ocultar, en esta ciudad se están viviendo episodios de violencia que parecen no tener antecedentes y que nos hablan de la desaparición, no totalmente, por fortuna, de una especie de cerco virtual que impedía que esa violencia, que ha ido pasando casi estado por estado, arribara al Distrito Federal.
No es posible comparar lo que sucede aquí con lo que ocurre en otras entidades, por el momento. Por ello es mejor reconocer la situación, pedir ayuda a la población y frenar la ola violenta que empieza a penetrar en la ciudad.
Desde finales del año pasado, en estas páginas se dieron a conocer los movimientos que los vecinos de algunas delegaciones, de las llamadas de la periferia, estaban realizando para protegerse de los actos vandálicos que sucedían en las calles de las colonias más alejadas. Ya no se trataba de las alarmas vecinales o de las sirenas colocadas en las puertas de las casas, de los timbres de pánico que se instalaron en varias viviendas.
La organización de la gente fue más allá: se formaron grupos de autodefensa, por calificarlos de algún modo, aunque a las autoridades del DF no les guste el término, y se empezaron a generar sistemas de vigilancia para impedir el robo y el secuestro, entre otros ilícitos.
Los datos que confirmaban la existencia de esos grupos fueron bastos y la autoridad, en lugar de buscar las formas para integrar a esos grupos con planteamientos novedosos, tolerantes y efectivos, que no impidieran el uso racional y legítimo de la autodefensa, se lanzó a poner en duda la existencia de esos grupos, como si desaparecieran por el hecho de negarlos.
En la historia moderna de la lucha de los habitantes de las urbes por subsistir, la participación ciudadana ha encontrado nichos antes impensables. Uno de ellos, que tiene que ver directamente con el poder, es la administración de los recursos, método que se empezó a usar en la delegación Iztapalapa, aunque sin mucho éxito. Orientar el gasto hacia las necesidades que marca la gente era algo impostergable.
Hoy, si la urgencia es dar seguridad a la gente de esta ciudad, no estaría nada mal que el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, pensara en esquemas de participación ciudadana más efectivos que comunes. Total, si lo que se quiere es a la población involucrada con los problemas que más la agravian, Mancera iría en el camino correcto si encauzara esa participación en los senderos del compromiso y no los pretende como acción fallida de gobierno. Si los ciudadanos quieren participar se debería buscar las formas de integrarlos, no sólo de cerrar los ojos y negarlos. ¡Aguas!
De pasadita
Sería bueno que todos aquellos que saben del futuro desastroso del PRD, en caso de que los chuchos se queden con la presidencia de ese partido o con su secretaría general, firmaran una carta en la que se diera cuenta de que ninguno de ellos podría permanecer en esa organización en caso de que el cacicazgo continúe.
Y es que de nada valdrían los empujones y sombrerazos si al final de cuentas todos se pliegan a las decisiones tramposas, y dentro de algún tiempo todo se olvida y todo se repite sin que nada cambie. Así, mejor que se queden callados y metidos en sus casas, ¿verdad, Raúl Flores?