La nueva generación de evaluaciones que se aplicará al magisterio, en el contexto de la reforma educativa, no puede estar centrada en villanizar a los docentes, afirmaron funcionarios del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE). Agregaron que a los maestros no les estamos pidiendo un acto de fe. La confianza se gana. Es necesario esperar los resultados, y el tiempo dirá si podemos ganarla.

En entrevista con La Jornada, Andrés Sánchez Moguel, director general de Evaluaciones de Resultados Educativos, y Raquel Ahuja Sánchez, directora general de Evaluación de la Oferta Educativa, señalaron que desde 2005 el instituto aplica instrumentos para entender el sistema educativo, no sólo la práctica docente, sino el contexto social, económico y familiar.

Aplicamos evaluaciones sobre aprendizajes en el aula acompañados de cuestionarios de contexto, porque entendemos que son múltiples los factores que intervienen en el aprendizaje.

Sin embargo, reconocieron que con la reforma educativa, hay un contexto de más incertidumbre sobre el uso que se dará a las evaluaciones, las cuales pueden verse con muchas sospechas.

En el INEE, aseguró Sánchez Moguel, tenemos claro que si evaluamos es para mejorar y no para perseguir.

Ahuja Sánchez destacó que no estamos responsabilizando a un actor del resultado educativo, lo que tratamos de hacer es reflejar la complejidad del sistema, que va desde las políticas públicas sexenales que cambian las condiciones materiales de las escuelas, los mecanismos de ingreso, promoción y las condiciones que enfrentan los estudiantes, entre otras.

La evaluación, puntualizó, se debe traducir en políticas de apoyo a las escuelas y a sus docentes, “pero no se trata de decir ‘échele más ganas, maestro’, porque en los hechos muchos lo hacen. Sabemos que enfrentan muchas condiciones en el aula, y debemos visibilizarlas”.