l Día Internacional de la Mujer es más que una marca en el calendario. Es un día dedicado no sólo a renovar nuestra determinación para hacer que el mundo sea un lugar más pacífico y próspero, sino también para reconocer que un mundo donde aumentan las oportunidades de crecimiento para las mujeres es un mundo en el que las posibilidades para la paz, la prosperidad y la estabilidad crecen aún más.
Yo veo esto cada día como secretario de Estado. Aun cuando continúan los bombardeos del régimen de Assad sobre la población de Alepo, mostrando al mundo la naturaleza real de un régimen brutal, cada acto de valentía y perseverancia de parte de las mujeres de Siria muestra también al mundo de qué están hechas.
Una mujer de Idlib trabajó con el Ejército Libre Sirio para asegurar que los habitantes de su población pudieran seguir viviendo en sus hogares y cultivando su propia tierra. Otra mujer de Alepo logró que se quitaran las restricciones al acceso humanitario ofreciendo víveres a los soldados del régimen en los puntos de revisión. Si estos actos no son una demostración de valentía bajo el fuego en un conflicto armado, entonces no sé qué lo sería.
Pero no es únicamente en Siria donde las mujeres nos brindan esperanza para resolver conflictos. Esto sucede en todo el mundo, incluso aquí en México. Las mujeres son vitales para alcanzar nuestros objetivos compartidos de prosperidad, estabilidad y paz. Esto es tan cierto en cuanto a detener la violencia como para impulsar nuestras economías. El hecho es que las mujeres llevan la mayor carga en los conflictos y que sus voces no se escuchan con mucha frecuencia por lo que toca a asegurar la paz.
Esto tiene que cambiar.
Los países que valoran y empoderan a las mujeres para que participen plenamente en la toma de decisiones son más estables, prósperos y seguros. Lo contrario también es cierto.
En demasiadas naciones, los que detentan las armas también tienen con frecuencia un mayor poder para tomar decisiones con respecto a la paz y la seguridad. Por lo tanto, no debe ser motivo de sorpresa que más de la mitad de todos los acuerdos de paz formales fracasen después de los siguientes 10 años de haber sido firmados. La inclusión de la mujer en la construcción de la paz y en evitar los conflictos puede revertir esta tendencia.
Pero, ¿cómo llegamos a esta meta?
La evidencia en todo el mundo ha mostrado que es más factible prevenir los conflictos letales y que es mejor construir y proteger la paz cuando se incluye a las mujeres como socios iguales.
Por eso estamos trabajando para apoyar a las mujeres en las áreas en conflicto o que han salido recientemente de uno en todo el mundo.
En Afganistán estamos apoyando la inclusión y la elección de mujeres en todos los niveles de gobierno. Las mujeres afganas están avanzando de maneras que no podrían imaginar hace tan sólo 10 años. Están iniciando empresas. Están fungiendo como miembros del Parlamento. Están enseñando en escuelas y trabajando como doctoras y enfermeras. Son los cimientos sobre los cuales se está construyendo el futuro de Afganistán.
Aquí en México, nuestros gobiernos han firmado un Memorándum de Entendimiento para Promover la Igualdad de Género, el Empoderamiento de las Mujeres y los Derechos Humanos de la Mujer. Este documento no es sólo uno más. Se trata de un compromiso solemne para continuar trabajando juntos a medida que empoderamos a las mujeres para que construyan la paz ante la violencia en sus comunidades y para que edifiquen un mejor futuro para ellas y sus hijos.
Estados Unidos también está liderando con el ejemplo. Mi hermana ha trabajado muchos años en las Naciones Unidas, siguiendo las huellas de nuestro padre en el Departamento de Estado muchos años antes que yo mismo lo hiciera. Es una pionera e innovadora, pero no está sola. No es una coincidencia que algunos de nuestros más destacados diplomáticos y negociadores de paz son mujeres –desde la consejera de Seguridad Nacional, Susan Rice, hasta nuestra embajadora ante las Naciones Unidas, Samantha Power; la subsecretaria de Estado Heather Higginbottom, y la subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos, Wendy Sherman. Hoy, con la excepción de una sola persona, todos nuestros secretarios regionales adjuntos son mujeres.
Celebramos sus logros no sólo porque son mujeres, sino porque su trabajo alrededor del mundo hará que todas las personas –hombres y mujeres, niños y niñas– sean más seguros.
La paz no es simplemente la ausencia de conflicto. Es la presencia de cada miembro de la sociedad que trabaja de manera conjunta para promover la estabilidad y el progreso.
Ninguna nación puede tener éxito a menos que cada uno de sus ciudadanos esté empoderado para contribuir al futuro de su país. Ninguna paz puede perdurar si no se da un papel central a las mujeres. Celebramos hoy, por lo tanto, las millas que las mujeres han recorrido en su avance en todo el mundo, pero de manera más importante, nos comprometemos a recorrer las siguientes millas de la jornada.
* Secretario de Estado de Estados Unidos de América
Exclusivo en México para La Jornada