Al rendirse, Guzmán Loera evitó poner en riesgo a su esposa y sus dos hijas
¡No disparen, estoy desarmado¡
Interrogado en el hangar de la Marina, el sinaloense negó haber recibido protección institucional
Viernes 28 de febrero de 2014, p. 4
¿Quiénes te ayudaron a escapar? ¿Te ayudó el director del penal? ¿Te protegía Vicente Fox? ¿Los procuradores Rafael Macedo, Daniel Cabeza de Vaca, Marisela Morales? ¿Genaro García Luna?, fueron algunas de las 40 preguntas que le formularon mandos del gobierno federal durante hora y media a Joaquín Guzmán Loera en el hangar de la Secretaría de Marina, en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, mientras llegaban los resultados de los peritajes en genética y dactiloscopia, revelaron funcionarios del gabinete de seguridad nacional.
En el interrogatorio estuvieron presentes, entre otros, los secretarios de Gobernación, Miguel Ángel Osorio; de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, y de Marina, Vidal Francisco Soberón, así como el titular de la Procuraduría General de la República (PGR), Jesús Murillo Karam, y dos agentes del Ministerio Público.
De acuerdo con la información obtenida, Guzmán Loera contestó de manera general y negó en muchos casos recibir protección institucional, pero la investigación continúa en la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (Seido).
¡Hay muere!
, dijo el capo
Las fuentes también narraron algunos de los momentos vividos durante y después de la aprehensión de Guzmán Loera.
¡No disparen, estoy desarmado. Hay muere! ¡Está bien. Está bien!
, gritó el capo detrás de la puerta de la recámara donde dormía con su esposa y sus dos gemelas, para que los marinos que le gritaban que se rindiera no abrieran fuego en su contra. Y para confirmar que no opondría resistencia, les mostró las manos vacías.
“Su actitud sorprendió a los marinos que realizaron la detención, ya que Mario Hidalgo Arguello declaró ante la PGR que era el secretario particular de El Chapo Guzmán, y que su patrón había advertido que siempre tenía un cuerno de chivo para cuando llegara el momento, se enfrentaría hasta morir, porque no se iba a dejar agarrar tan fácil”, indicaron los entrevistados.
A las 6:20 de la mañana del pasado 22 de febrero, la voz de El Chapo Guzmán se escuchó casi de manera inmediata luego de que los efectivos de la Secretaría de Marina rompieron la puerta principal del departamento 401 del condominio Miramar, en Mazatlán, Sinaloa. Le gritaron que se rindiera y le advirtieron que estaba rodeado.
Él decidió entregarse para evitar un enfrentamiento que pusiera en peligro la vida de su esposa, Emma Coronel, y de sus hijas gemelas, nacidas en 2011 en Estados Unidos.
Tras su detención, ya en el avión que lo trasladó del puerto de Mazatlán a la ciudad de México, El Chapo narró a sus captores que había pensado huir a la sierra en dos días (el 24 de febrero). Sus aprehensores le preguntaron por qué no lo hizo, si siempre había sido su zona de seguridad.
Quien fue uno de los hombres más buscados en el mundo respondió que el 17 de febrero, cuando los operativos de la Secretaría de Marina y la PGR llegaron a Culiacán, Sinaloa, logró huir de una de las siete casas que fueron cateadas, y como no había visto a sus hijas y su esposa, decidió pasar por ellas y viajar a Mazatlán. Luego se iría a la sierra, pensó que estaba seguro.
El Chapo huyó por los túneles de tres kilómetros de longitud que unen siete viviendas ubicadas en las colonias Libertad y Guadalupe, en Culiacán. Emprendió el escape con dos de sus hombres de confianza, Mario Hidalgo Argüello, quien declaró a la PGR que era su secretario particular
, y Julio Enrique Sandoval, El 19, su jefe de seguridad. Entre los tres llevaban un maleta con ropa y un lanzagranadas, armas y dos granadas.
Como en los túneles de las viviendas que comunican con el drenaje de Culiacán hay partes que carecen de iluminación, se golpeó varias veces. La PGR localizó los objetos que fueron abandonando y hasta los sitios en que el capo se recargó, porque hicieron peritajes de huellas dactilares y se percataron de que estuvieron cerca de aprehenderlo ese día.
Guzmán logró huir, pero su número estaba registrado en el teléfono de Mario Hidalgo. Así lograron ubicarlo.
En el hangar de la Marina en la ciudad de México, dijo a las autoridades que huyó a bordo de un automóvil sin blindaje, marca Sentra, y llegó al condominio Miramar el 21 de febrero, donde uno de sus escoltas (Carlos Manuel Hoo Ramírez, de 35 años) fingió ser el hijo de un hombre que no podía caminar y solicitó al vigilante del edificio que le prestara una silla de ruedas. Pasaría por una persona lisiada, acompañado de tres mujeres, un hijo adulto y dos pequeñas. Sin embargo, El Chapo ya había sido ubicado y se ejecutó su captura.
El interrogatorio y sus respuestas quedaron asentadas en una averiguación previa que integra la Seido. Entre ellas, que tras su captura el gobierno le va cargar entre cien y 300 homicidios que seguramente ordené
.