El cerebro humano es un complejo sistema con el cual se pueden realizar actos que ninguna otra especie puede, como andar en dos pies, hablar o escribir.

A diferencia de otros primates, el cerebro humano es mucho más grande debido a un proceso de evolución relacionado con la secuencia genómica de los músculos, lo que ha permitido que la raza humana desarrolle condiciones únicas.

Explicó lo anterior Luis Lemus, investigador del Instituto de Fisiología Celular de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), durante la charla de divulgación para jóvenes de secundaria titulada El cerebro acróbata, que formó parte de las actividades por el 75 aniversario de la fundación del Instituto de Física de esta casa de estudios.

El científico, quien ha realizado investigaciones para hallar semejanzas y diferencias cerebrales entre algunas especies de monos y humanos, señaló que entre más actividad de coordinación haya entre las personas, mayor será la conexión de neuronas y por tanto habrá mejor funcionamiento cerebral.

Dio el ejemplo de que si se analiza con un resonador magnético el cerebro de un acróbata y el del un diputado, en el del primero se tienen más conexiones neuronales y más actividad.

Al hacer este experimento, las imágenes obtenidas de la resonancia magnética nos dejan ver una sustancia blanca y las fibras fibras que van conectando diferentes áreas de la corteza (cerebral). Pudimos ver que en el caso del diputado no pasa nada, pero en el del acróbata hay otras áreas más activas, como los lóbulos parietal y temporal, que tienen que ver con la coordinación visomotora.

El académico universitario detalló algunas de las funciones del cerebro y resaltó que incluso actividades como hablar y caminar son acrobacias, pues se requiere un sinnúmero de conexiones neuronales para alcanzarlo, lo que –dijo– no es tarea sencilla.

La evolución nos ha dado un lóbulo frontal en el cerebro y hay diferencias con otros primates, el del chimpancé, por ejemplo, es casi de la mitad del tamaño del nuestro. Este lóbulo es el encargado de ejecutar los comandos motores, toda la información necesaria para que nos movamos surge aquí, y se tiene que coordinar con otras regiones más sensoriales como vista, tacto y oído. El lóbulo frontal del humano es el más grande de la naturaleza. Además también se encarga de la cognición.

Otro gran truco de acrobacia es el lenguaje, añadió Lemus, pues para que ocurra se requieren la coordinación específica de comandos motores en el lóbulo frontal. En los humanos tenemos un área del lóbulo frontal especializada para el lenguaje que evolucionó para trasmitir información. Por ejemplo, en principio se requirió hablar para coordinar la cacería.

Específicamente el área de broca es la región cerebral dedicada a coordinar el lenguaje, que a su vez se combina con el área conocida como Wernicke, donde se almacena la información auditiva y semántica: Hablar es una acrobacia, pero lo hacemos sin usar la conciencia porque tenemos circuitos perfectamente establecidos de neuronas que se conectan unas con las otras.

Para hablar se requiere invocar al área de broca, juntar estas neuronas de la corteza motora que dicen cada uno de los vocablos, juntarlos en el orden específico coordinado por la corteza prefrontal. Es muy complejo y requiere circuitos entrenados desde la niñez. Todos somos acróbatas; quizás no hagamos trucos con pelotas, pero sabemos caminar o hablar.