La captura de Daniel Fernández Domínguez, El Pelacas, detenido el pasado 12 de febrero en la ciudad de Puebla por la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de la Procuraduría General de la República (PGR) y por efectivos de la Secretaría de Marina, fue determinante para dar con el paradero de Joel Enrique Sandoval Romero, El 19, jefe de sicarios al servicio de Ismael El Mayo Zambada, arrestado la semana pasada en Culiacán, Sinaloa, por elementos de la Armada.

Al momento de la captura de El 19, la Marina registró en detalle los contactos de su agenda, en la cual incluía el número de un teléfono satelital de Joaquín El Chapo Guzmán, quien inicialmente fue detectado en Culiacán, pero logró escapar del cerco de la Armada de México mediante túneles que él mismo mandó construir para este tipo de situaciones.

Guzmán Loera volvió a prender y a utilizar su teléfono satelital a principios de la semana pasada en Mazatlán, por lo que desde el martes pasado la Armada preparó un “operativo quirúrgico” que concluyó éste sábado con la detención del capo.

De acuerdo con fuentes gubernamentales, la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) tuvo una colaboración importante en los operativos que comenzó hace dos semanas la Armada para ubicar y detener a El Chapo, ya que un agente infiltrado de la DEA informó que Guzmán Loera y El Mayo Zambada sostendrían una reunión en Culiacán, la segunda semana de febrero.

Uno de los obstáculos que debieron superar la PGR y la Armada fue que el aparato que usaba Guzmán era un teléfono satelital, pero el gobierno de Estados Unidos facilitó a la Secretaría de Marina los instrumentos tecnológicos necesarios para poder intervenir las llamadas telefónicas de El Chapo, y dotó de geolocalizadores de última generación para una ubicación inmediata del capo.