Además de la administración de Estados Unidos, los gobiernos de Guatemala y Colombia, a los cuales afectó directamente la expansión del cártel del Pacifico durante la última década, aplaudieron la detención de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo.

El presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina afirmó que es un éxito en la lucha contra el narcotráfico internacional.

A su vez, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, tuiteó que felicitó a su homólogo mexicano, Enrique Peña Nieto, por el gran golpe al narcotráfico que representa la captura.

En el mismo sentido se pronunció el ministro de Defensa de Colombia, Juan Carlos Pinzón, al considerar que la captura impactará positivamente en su país, que aún es afectado por el flagelo de las drogas.

A su vez, Jack Riley, jefe de la oficina en Chicago de la agencia antidrogas estadunidense (DEA, por sus siglas en inglés) adelantó que su país reclamará la extradición de Guzmán Loera, quien enfrenta acusaciones en al menos seis jurisdicciones federales de Estados Unidos.

Pérez Molina adelantó que se comunicaría vía telefónica con Peña Nieto para felicitarlo.

El crimen y los que están en él van a tener que responder tarde o temprano, advirtió el mandatario guatemalteco, quien en 1993, en su condición de alto mando militar, participó en la captura de Guzmán en la frontera de Guatemala y México.

Después de la fuga de El Chapo del penal de Puente Grande en 2001, frecuentes rumores ubicaban al capo en el país centroamericano.

Pérez Molina afirmó confiar en que la rehaprensión generará información que ayude a conocer las operaciones de bandas criminales asentadas en países centroamericanos.