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El portero Alejandro Palacios y el atacante Daniel Ludueña, dos figuras felinas

Pumas acentúa la crisis del América; se impone en el Azteca

Las Águilas suman su tercer revés en fila

El resultado nos ayuda a seguir manteniendo la confianza, afirmó Trejo

No fuimos inteligentes, por eso perdimos, lamentó Mohamed

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El Hachita Ludueña respondió con creces al apoyo de la afición felina, que a pesar de estar en campo visitante mostró poderío y opacó a los seguidores del club de CoapaFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Domingo 23 de febrero de 2014, p. a12

Con el portero Alejandro Palacios como figura y dos goles de Daniel Ludueña, Pumas acentuó la crisis del América, al asestarles su tercer revés en fila. Al son de 3-1, los auriazules sumaron cinco juegos sin derrota, tras alzarse con la victoria en el estadio Azteca, donde fueron locales gracias a los incesantes y poderosos cánticos de sus seguidores.

El Hachita marcó a los minutos ocho y 68, mientras el juvenil Roberto Ramírez sentenció al 82, con lo que el equipo de la UNAM llegó a 14 puntos. El tanto amarillo fue de Raúl Jiménez (26) y las Águilas se quedaron con 11.

Los seguidores del cuadro universitaurio formaron un sólido conglomerado en la cabecera norte y exhibieron una impresionante coordinación para lanzar sus cánticos.

“Y ya lo ven, y ya lo ven, somos locales otra vez…”, clamaban jubilosos, conscientes de que su rugido era ciento por ciento más poderoso que el de los anfitriones.

Cientos de barristas impunemente se treparon a la malla de alambre de seguridad y lanzaron varios cohetones. Al unísono estallaron con el Oeee, oeee, oee, oe,oe, Verón, Verón, para saludar al capitán de Pumas que retornó a la actividad tras una lesión.

Sin embargo, en la cancha las Águilas no estaban dispuestas a dejarse robar protagonismo. Saltaron a la grama con hambre voraz y al minuto tres Osvaldo Martínez soltó un trallazo que pasó zumbando cerca del poste derecho.

El juego empezó a registrar rispidez y el silbante Marco Antonio Rodríguez de inmediato aplacó los ánimos de los rijosos Marco Palacios y Raúl Jiménez.

No obstante, tras un error en la salida de Rubens Sambueza, al minuto ocho, Javier Cortés robó el esférico y cedió para Ludueña, quien definió con la zurda y su tiro entró pegado al poste derecho para abrir el marcador.

Los seguidores auriazules agitaron con pasión las banderas y detonaron más explosivos en total éxtasis festivo. El goya retumbó ensordecedor en medio de una nube de humo.

Antonio Mohamed, estratega local, se mostró nervioso, más activo que de costumbre, batió palmas para urgir a los suyos, hizo señas y pegó gritos. El equipo amarillo reaccionó con orgullo y coraje; se apropió del esférico y al 26 consiguió el empate 1-1 tras un yerro de la zaga visitante.

Luis Fuentes no salió a tiempo y habilitó hasta a tres delanteros; así, Jiménez no tuvo obstáculos para definir con la derecha a la izquierda del Pikolín portero.

Superioridad americanista

En adelante, el América fue muy superior. El paraguayo Martínez desperdició otra gran ocasión; su cañonazo se escurrió por la izquierda, pero el dominio de los locales era pleno y el Turco volvió a su postura relajada y contemplativa.

Al 36 de acción Sambueza –de regreso a la actividad luego de dos partidos de suspensión–, sirvió para Jiménez, quien disparó de primera. No obstante, se topó con la magnífica reacción del guardameta felino.

Al 40 las Águilas dejaron ir otra opción importante: Luis Gabriel Rey remató casi a bocajarro y el portero rechazó con la rodilla. Antes del descanso Layún lanzó un fuerte disparo que resultó demasiado elevado.

Para el complemento, Mohamed sustituyó a Aquivaldo Mosquera y metió a Pablo Aguilar; sin embargo, en un tiro de esquina el Maza Rodríguez creyó no ser visto por el juez y aplicó un rodillazo a Marco Palacios, quien dramatizó y cayó como noqueado. El silbante vio la acción y de inmediato expulsó al defensa americanista.

A pesar de la superioridad numérica, Pumas siguió con bajo perfil, avasallado por las Águilas. Alejandro Palacios salvó de nueva cuenta su marco al 54 ante un disparo de Jiménez. El Pikolín II ya se estaba pasando en la jugada, pero regresó y con el pie derecho repelió el balonazo.

Al 67 Ludueña cobró un tiro directo; de forma sobrada Moisés Muñoz se negó a poner barrera defensiva y el Hachita mandó una comba que se incrustó en el marco cerca del ángulo superior derecho para establecer la diferencia.

A ocho minutos del final, el juego quedó sentenciado: el juvenil Roberto Ramírez, quien tenía tres minutos en el campo al remplazar a Martín Bravo, robó el balón a un confiado Topo Valenzuela y bombeó para techar a Muñoz y poner el lapidario tercer tanto.

El partido concluyó con la infaltable declaración de amor de las barras auriazules al equipo del Pedregal. El “Cómo no te voy a quereeeer…” partió de las gradas. Triste salió del campo Layún, lesionado de la mano derecha en los minutos finales.

Partido difícil

José Luis Trejo admitió que fue un duelo difícil: América es un equipo de respeto, el primer tiempo se nos complicó, el segundo mejoramos y aprovechamos las circunstancias de jugar con un hombre más. El resultado nos ayuda a seguir aumentado la confianza.

Minimizó haberse sacudido dos años de paternidad americanista: El pasado no cuenta, lo que fue ya no existe, lo importante era lo de hoy y me da mucho gusto haber logrado los tres puntos porque vencer a las Águilas, que siempre han sido un rival importante para nosotros, es algo bueno.

Mohamed, timonel local, expresó con humor negro: Si hubo un equipo que quiso ganar fue América, y resumió la fortuna de los visitantes: “El primero es un gol que cae sin que hubiesen pateado al arco; el segundo lo hacen sin haber llegado a la portería… ¡No fuimos inteligentes y por eso perdimos el partido! Yo siempre digo que el resultado es justo y esta vez no voy a decir otra cosa, se gana con goles.

El equipo está golpeado, pero quiero reconocer el esfuerzo de los jugadores. El culpable de la derrota soy yo: sí me preocupa perder, pero me deja tranquilo el funcionamiento, aunque yo estoy dejando todo, haciendo lo mejor que tengo.