En 2018 Pyeongchang contará con 7 mmd
Viernes 21 de febrero de 2014, p. a17
Sochi, 20 de febrero.
El elevado costo y magnitud de los juegos de Sochi no tienen antecedentes. La interrogante para futuras olimpiadas invernales es directa: ¿Podrá o debe alguien tratar de superar lo que han hecho los rusos?
Sochi ha sido vitrina del ambicioso proyecto del presidente Vladimir Putin, al recurrir a los Juegos Olímpicos para un remozamiento integral de la región en el mar Negro, con nuevas instalaciones e infraestructura que salieron de la nada.
La desorbitante inversión, el abarcador aparato de seguridad y un rosario de problemas logísticos en Sochi han puesto a pensar a futuros candidatos sobre si deben montar los Juegos de Invierno.
Con el nuevo presidente Thomas Bach, el Comité Olímpico Internacional pondera cambios en el proceso de selección con el fin de reducir los costos que incurren las ciudades candidatas.
La realidad es que futuras aspirantes se han asustado con el costo de 51 mil millones de dólares en Sochi. Ese dinero no fue dirigido a los juegos, sino a construir carreteras, ferrocarriles, hoteles y otros proyectos.
Pero se ha producido un cambio de actitud. Las candidaturas de Munich y St. Moritz-Davos para 2022 fueron abortadas; luego votantes en Alemania y Suiza rechazaron darles apoyo por culpa de temores por el costo y daño al medio ambiente. Estocolmo también se bajó de la puja de ese año al espantarse con el elevado costo financiero.
La próxima cita será en Pyeongchang, Corea del Sur. Será la primera olimpiada de invierno en ese país, pero a diferencia de Sochi, la ciudad sudcoreana sí tiene lista su infraestructura y asignaria un modesto presupuesto de 7 mil millones de dólares.