Sostenida tradición argentina
: estudiosos
Viernes 21 de febrero de 2014, p. 7
Tres glorias de las letras hispanas del siglo XX: Juan Gelman, Jorge Luis Borges y Julio Cortázar. Los tres eran argentinos, profundamente comprometidos con su país, y los tres –como muchos de sus compatriotas a lo largo de la historia– optaron por morir lejos de él.
Cortázar falleció en París, en 1984; Borges en Ginebra, dos años después, Juan Gelman en la ciudad de México hace poco más de un mes.
Parece una sostenida tradición argentina el hecho de la muerte en el exilio de prohombres nuestros
, dijo el lingüista e investigador Pedro Luis Barcia, presidente de la Academia Argentina de la Educación, en un correo electrónico. “Esa afirmación es frecuente, pero hay que matizarla, porque no todas esas muertes en tierra extranjera responden a las mismas razones.
“En el caso de Borges –aunque hay discusión sobre su decisión final, si fue propia, personal o no– él había manifestado que un país como Suiza era ideal, porque no había casi presencia del Estado en la vida de los habitantes, quienes podían ser hombres invisibles, primera imagen de deseo del niño cuando leyó a Wells”, añadió Barcia, ex director de la Academia Argentina de Letras.
El mismo Borges, en una carta enviada al entonces presidente de la agencia española Efe, Ricardo Utrilla, y difundida el 21 de mayo de 1986 por toda la prensa mundial, escribió: En Ginebra me siento extrañamente feliz. Eso nada tiene que ver con el culto de mis mayores y con el esencial amor a la patria. Me parece extraño que alguien no comprenda y respete esta decisión de un hombre que ha tomado, como cierto personaje de Wells, la determinación de ser un hombre invisible
.
Según el poeta y periodista argentino Vicente Battista, Cortázar representa la situación inversa: Lo suyo fue una migración, eligió irse a vivir a Francia y nunca quiso volver
.
Totalmente distinto es el caso de Gelman, quien se fue al exilio durante la dictadura militar de 1976-82 y aunque luego volvió varias veces a Argentina, permaneció en México hasta su muerte, el pasado 14 de enero.
Respecto de la decisión de Gelman de permanecer en el exilio, señala Barcia, tal vez se haya debido a que la residencia en el país le suponía un mantener las llagas abiertas sin mitigación. Y eso, tal vez, le hubiera silenciado la obra
.
En 1976, cuando Gelman se encontraba en el exterior denunciando las violaciones a los derechos humanos en el gobierno de Isabel Perón, se produjo el golpe militar que inauguró la dictadura más represiva de la historia del país. Entre los miles de desaparecidos se contaron Marcelo Gelman, de 20 años, y su esposa María Iruretagoyena, de 19 y embarazada de siete meses. En 1990, Gelman pudo hallar los restos de su hijo y posteriormente rastrear a su nieta.
Lo fundamental es que en ninguno de los dos (Cortázar y Gelman) el exilio modificó la escritura, los dos siguieron siendo argentinos y de Buenos Aires hasta el final
, dijo Battista.