Roma, 16 de febrero.

El líder del Partido Demócrata (PD) y actual alcalde de Florencia, Matteo Renzi, fue citado este lunes en la sede de la presidencia italiana, el Palacio del Quirinale, para celebrar una reunión en que se espera que, después de haber provocado la semana pasada la caída del primer ministro, Enrico Letta, sea invitado por el jefe de Estado, Giorgio Napolitano, a formar un nuevo gobierno.

Aún sin ser confirmado oficialmente en el cargo, Renzi ya comenzó a enfrentar problemas con los pequeños partidos de derecha con los cuales tiene que negociar una coalición de gobierno, puesto que el PD carece de mayoría en la Cámara de Diputados, aunque domina el Senado.

Angelino Alfano, ex aliado del derechista Silvio Berlusconi, el tres veces primer ministro, puso dos condiciones para participar en el gobierno de Renzi.

Primero, que el eje de la actual coalición anormal derecha-izquierda, no se desplace hacia la izquierda.

Y segundo, hacer las cosas a lo grande para sacar al país de la crisis, haciendo hincapié en la clase media.

Alfano, quien se distanció de Berlusconi en abril pasado para evitar la profundización de una crisis de gobernabilidad tras las elecciones parlamentarias de febrero que acabaron en un empate, aclaró además que “para hacer las cosas a lo grande se necesita tiempo. No se puede alcanzar un acuerdo en 48 horas, y una vez que se haya alcanzado habrá que ponerlo por escrito.

No puedo garantizar un final feliz, admitió Alfano, quien es hasta hoy viceprimer ministro del gobierno de coalición formado por el demócrata Letta el año pasado.

Según la prensa italiana, el sábado por la noche, al concluir las consultas de Napolitano en el Quirinale, Renzi se mostró confiado en que el presidente le encargará formar un gobierno que sustituya al de Letta.

Pero Renzi no sólo ha sido condicionado por la derecha, sino también por sus presuntos aliados de centro izquierda, como el novelista Alessandro Baricco, quien rechazó la oferta del florentino para ocuparse del Ministerio de Cultura.

La jugada política de Renzi para inhabilitar a Letta con un voto negativo de confianza desde el mismo PD, el jueves pasado, es otro factor que podría afectar a la administración del florentino, según analistas políticos locales.

Renzi ha cometido un pecado original, que es llegar a primer ministro sin haber pasado por unas elecciones, dijo Giovanni Orsina, subdirector de la Escuela de Gobierno de la Universidad Luiss Guido Carli de Roma.

Ahora, para hacer olvidar ese pecado original, necesita gobernar en forma efectiva, puntualizó Orsina.