Domingo 16 de febrero de 2014, p. a16
Notre-Dame es muy vieja, y aún la hemos de ver enterrar a París, a la que ella vio nacer. Mas, en unos mil años, el tiempo abatirá, al igual que un lobo a un buey, su carcasa pesada, sus nervios quebrará con sorda dentellada tristemente en sus huesos de piedra roerá
.
Estas son algunas líneas del poema Notre Dame de París, del ensayista Gérard de Nerval (1808-1855), incluido en la clásica novela del romanticismo francés Nuestra señora de París, del poeta, escritor y dramaturgo Víctor Hugo (1802-1885), la cual se reaviva en una nueva edición publicada por el editorial madrileña Edelvives.
Dividida en dos tomos, ilustrados por el artista francés Benjamin Lacombe (1982), la historia conserva la esencia de su autor y se inicia con la descripción de las populares celebraciones del ritual de la epifanía realizadas en el parisino Palacio de Justicia, en 1842.
La trama principal se centra en las peripecias amorosas que viven hasta su muerte Esmeralda, una bailarina gitana y Quasimodo, un joven deforme responsable de hacer sonar las campanas de la Catedral de Notre Dame.
Sin embargo, el romance se ve interferido por el eclesiástico Claude Frollo, quien está sumamente atraído por la bailarina y pide a su protegido, Quasimodo, que la secuestre.
La intervención del capitán Febo de Châteaupers, un distinguido militar, impide el rapto y lleva a Quasimodo a la condena del suplicio público, por lo que es azotado delante de la multitud. En medio de su agonía, pide agua y la compasión de Esmeralda hace calmar su sed, pese al rechazo de la sociedad por el supuesto secuestro y el aspecto físico del acusado.
Como informó este diario el 9 de enero pasado, Lacombe respeta los colores del romanticismo y sus múltiples matices reflejados en la pinturas de aquella época durante las 670 páginas en que se encuentra distribuida esta publicación.
A lo largo de tres años se realizaron más de cien dibujos que ilustran esta nueva versión de una de las obras más destacadas de Víctor Hugo.
El artista es uno de los principales representantes de la ilustración contemporánea en Europa.
Perteneció a la Escuela Nacional Supé’rieure Artes Decorativas de París, donde consolidó su formación artística como ilustrador. A la edad de 19 años publicó su primera novela de tinte gótico.
Cerise Griotte (2006), es su principal obra que lo relanzó en el ámbito de la literatura infantil, catalogado como uno de 10 mejores libros para niños por la revista Time en 2007.
Su trabajo también se ha expuesto en distintas galerías del mundo, como en Nueva York, Roma, Tokio y París.
La traducción es realizada por el ensayista y poeta español Carlos R. Dampierre, quien ofrece un matizado equivalente en castellano de la espléndida prosa del original. La obra viene acompañada por amplio listado de notas aclaratorias que ayudan a los lectores al fácil manejo de la lectura e interpretación, señalan los editores.
El primer tomo muestra las raíces genealógicas y el perfil de los personajes. Su relación se da en estas primeras páginas, donde comienzan a relucir los sentimientos de amor-odio entre sus personajes principales. Aquí se incluyen los primeros cinco libros de esta historia, además de una nota añadida de la edición definitiva publicada en 1832 y un listado de anexos.
Se encontraban en toda aquella horrible osamenta, dos esqueletos uno de los cuales estaba extrañamente abrazado al otro. Uno de estos esqueletos correspondía a una mujer, conservaba algunos jirones de una vestidura que había sido sido blanca (...)
Las anteriores líneas pertenecen al segundo volumen incluido en los últimos seis capítulos de esta trama.
Ahí se narra acerca de cárceles, amor en todas sus variantes, duelos, muerte, pasiones que se vivían en la Francia de esa época. Victor Hugo muestra una clara crítica a la sociedad, a los usos y costumbres de su cultura y la deshumanización y prejuicios sobre las demás personas, dejando una reflexión a sus lectores basada en el amor.
El otro esqueleto, que estaba tan estrechamente abrazado al primero era de un hombre. Se observó que tenía desviada la columna vertebral, la cabeza hundida entre los omóplatos y una pierna más corta que la otra(...)
(...) El hombre que había pertenecido había ido allí por su pie, y allí había muerto. Cuando se le quiso separar del esqueleto que abrazaba, cayó convertido en polvo
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Esta nueva edición de Nuestra señora de París, de Víctor Hugo se puede conseguir en la librería de La Jornada.