Entre el desdén y el reconocimiento
on los cambios incluidos en la reforma político-electoral, las cuotas de género serán uno de los temas que se discutirán con mayor pasión el próximo año, cuando se haga evidente que los partidos políticos no están preparados para asumir el reto de un trato equitativo a las mujeres en todos los aspectos, en especial como militantes con derecho a votar y ser votadas.
Más allá de discursos de dientes para fuera que aseguran que tal o cual organización política siempre ha fomentado la igualdad de oportunidades, la práctica política muestra que ante el empoderamiento de las mujeres la respuesta de los políticos tradicionales –es decir, la mayoría–, va a los extremos: del desprecio al desdén, pasando por una larga lista de justificaciones para no reconocer cualquier virtud, experiencia o idea por el simple hecho de venir de una mujer, y se adjudica probidad o validez a las de origen masculino.
No se emplea el mismo rasero para analizar a una mujer con iniciativa política que a un hombre; así lo ponen en evidencia las reacciones en Aguascalientes al nombramiento de Lorena Martínez como procuradora del Consumidor, amainadas por ser una designación presidencial, por lo cual la clase política va con tiento en sus críticas, pero avara en su reconocimiento de los méritos personales de una de las aspirantes al gobierno estatal en un ya cercano 2016, cuando, sin duda, las mujeres tendrán que enfrentar las diatribas de la ignorancia y pondrán a prueba la maquinaria electoral.
Antes del cambio de administración estatal, Aguascalientes pondrá a prueba su capacidad para promover que las mujeres gocen plenamente de sus derechos y libertades sin discriminación ni exclusión. ¿Está listo para que 50 por ciento de las candidaturas sean para mujeres? Por supuesto. Lo que está por verse es la capacidad de la vieja y machista clase política para salirse por la tangente.