Unos mil manifestantes se enfrentan con policías en la estación central de Río de Janeiro
Viernes 7 de febrero de 2014, p. 32
Río de Janeiro, 6 de febrero.
La policía se enfrentó este jueves con al menos mil manifestantes que invadieron la estación central, a la cual arriban trenes, metro y autobuses, para protestar por el alza del precio del boleto de autobús.
La policía intentó desalojar a los inconformes de la estación, ubicada cerca del centro de la ciudad, con bombas de gas lacrimógeno. Al final, con varios torniquetes caídos y la gente usando el servicio de trenes sin pagar, los manifestantes gritaban: ¡la estación está libre!
Los manifestantes, muchos enmascarados y vestidos de negro, conocidos como Black Blocs, destruyeron cajeros automáticos.
Un periodista de Afp vio cómo un policía herido era auxiliado por sus colegas, pero también vio a policías golpear a manifestantes pacíficos.
La protesta, que comenzó pacíficamente, fue convocada por el Movimiento Pase Libre (MPL) en rechazo al alza de 9 por ciento en la tarifa de autobús en Río, que pasó de 2.75 reales (1.15 dólares) a tres reales (1.25 dólares) desde el sábado.
La protesta ocurrió horas después de que trascendió que las fuerzas de seguridad de Brasil se infiltran en grupos radicales, interceptan correos electrónicos y vigilan las redes sociales para tratar de evitar que protestas violentas contra el gobierno arruinen el Mundial de Futbol, dijeron funcionarios a Reuters
Manifestaciones recientes fueron mucho menores que las que estremecieron el año pasado al gobierno de la presidenta Dilma Rousseff y contribuyeron a frenar la economía de Brasil. Y aún así acabaron en destrucción de bancos y tiendas, además de que manifestantes radicales, generalmente encapuchados y conocidos como Black Blocs, chocaron con la policía.
El gobierno de Rousseff teme que las protestas, las últimas realizadas con el eslogan: no habrá Copa
, puedan afectar el campeonato que será disputado entre el 12 de junio y 13 de julio ante unos 600 mil visitantes extranjeros.
La reciente fragilidad de la economía de Brasil, sumada a las elecciones presidenciales de octubre, en las que se espera que Rousseff busque la relección para un segundo mandato, complican todavía más el escenario.
La vigilancia puede acarrear riesgos en una nación que aún tiene amargos recuerdos de la dictadura militar que gobernó de 1964 a 1985, espiando a sospechosos de izquierda como Rousseff, entonces integrante de una guerrilla marxista.
Los Black Blocs son un fenómeno internacional que surgió en Europa en la década de los 80 durante las protestas en contra de la energía nuclear y otros asuntos de interés público.
En algunos casos los grupos no tienen líderes ni se identifican con ninguna organización, los unen sus tácticas y la forma en que se visten, normalmente de negro. En otros, existe cierta coordinación entre los activistas.
En la ciudad de Sao Paulo, los Black Blocs son principalmente hombres de edades comprendidas entre 15 y 23 años, principalmente de la clase media baja, que floreció con el impulso económico de la ultima década, dijo Rafael Alcadipani, profesor de la escuela de negocios Fundacao Getulio Vargas que ha investigado el grupo y entrevistado a sus integrantes.