El saltador de longitud Luis Alberto Rivera sabe que 2013 fue su mejor año en lo deportivo, pero desea mejorar el 8.46 metros que estableció como marca mundial en la Universiada de Kazán, Rusia, para lo que sólo tengo que seguir entrenando muy fuerte y hacer conmigo mismo el compromiso de lograrlo.

La fórmula parece sencilla, nada fuera de lo que indica la lógica, pero el sonorense tiene la certeza de que sólo con el compromiso de mejorar su salida, la carrera y el salto es como puede volver a subir a un podio en alguna de las competencia de la Liga Diamante de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF).

Aunque todavía no termina de planear la agenda prevista para esta temporada, sabe que será en junio o julio cuando haga el intento de repetir el mismo brinco de 8.46 metros, aunque su idea es mejorar esa marca. La verdad es que pareciera muy difícil de lograr, de mejorar, pero con trabajo se alcanzará.

Será en una de las competencias de la millonaria liga, que ofrece cinco oportunidades en los meses mencionados, desde la reunión de Roma (5 de junio), hasta el 18 de julio en Mónaco, pasando por Oslo (11 de junio), Lausana (3 de julio) y París (5 de julio), por lo que deberá decidirse por el certamen que se adecue mejor a las condiciones en las que haya trabajado, consciente de que los rivales esperarán con ansias su participación.

Con lenguaje sencillo y tono amable, el recordista mundial muestra la emoción del inicio de la temporada, este 15 de febrero en Birmingham, Inglaterra, adonde sabe que no llegará en las mejores condiciones, pero sí con la certeza de que con el trabajo realizado sin parar desde diciembre anterior –salvo en Navidad–, puede mejorar algunos detalles para redundar en el corto plazo en una mejoría.

No bajarse del podio de las competencias en las que participemos es uno de los objetivos que nos estamos planteando como algo posible, comentó como si la tarea fuera fácil, aunque sabe que en otros países los saltadores para nada están dormidos y su buena actuación en la Universiada –que ya no pudo repetir en el Mundial de la especialidad–, los alertó y puso a trabajar más fuerte.

El estudiante del doctorado en ciencias de ingeniería en el Tecnológico de Monterrey sabe que debo mejorar mi velocidad y mi técnica, porque son los dos factores más importantes para superar lo hecho hasta ahora, aunque el otro impulso que lo catapulta con mayor fuerza es saber que en el mundo tienen conciencia de que hay un mexicano que, en cualquier momento, se puede subir el podio.