Sociedad y Justicia
Ver día anteriorLunes 3 de febrero de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Fue rescatado el jueves en un atolón de las Islas Marshall, en Micronesia

Llegó a Marujo náufrago que asegura haber estado más de un año a la deriva

Con una lata de Coca-Cola en una mano, sonrió al millar de personas que lo miraban en el muelle

Foto
El náufrago, quien primero se identificó como José Iván y más tarde dijo que su nombre completo es José Salvador Albarengo, caminó con ayuda de una enfermera del hospital de MajuroFoto Afp
 
Periódico La Jornada
Lunes 3 de febrero de 2014, p. 30

Majuro, islas Marshall, 2 de febrero.

Luciendo una barba espesa y aferrado a una lata de refresco, el náufrago que afirma haber sobrevivido más de un año a la deriva en el océano Pacífico llegó este lunes a Majuro, la capital de las Islas Marshall.

Un enfermero tuvo que ayudar al hombre, inicialmente sólo identificado como José Iván, para desembarcar por la pasarela de una patrullera de la policía marítima tras un viaje que duró 22 horas desde el remoto atolón coralino de Ebon, adonde llegó el jueves de la semana pasada tras haber zarpado de México a fines de 2012, junto a un compañero desaparecido en el mar, en un pequeña embarcación de fibra de vidrio.

Según las declaraciones del náufrago durante el viaje hacia Majuro, su nombre es José Salvador Albarengo, y es originario de El Salvador, aunque vivió al menos 15 años en México antes de su épico viaje. Alrededor de mil espectadores se acercaron al muelle donde atracó la lancha patrullera para ver de cerca al náufrago, pelilargo y barbudo con una lata de Coca-Cola en una mano, quien les sonrió y los saludó brevemente antes de ser llevado directamente al hospital de Majuro.

El embajador de Estados Unidos en las Islas Marshall, Thomas Ambruster, ofició como intérpretes entre el latinoamericano y las autoridades locales.

Originario de El Salvador zarpó de México para pescar tiburones

José Iván –nombre con el que se identificó el náufrago– fue recogido este domingo en el apartado atolón coralino de Ebon, al sur del archipiélago, por una lancha patrullera de la armada local que lo trasladará durante la jornada hacia la capital, Majuro, donde llegará como muy pronto el lunes por la mañana tras un trayecto estimado en unas 18 horas.

En Majuro será sometido a exámenes médicos antes de comenzar los trámites necesarios para su repatriación.

¡Quiero regresar a México!, dijo José Iván por radio a la intérprete Magui Vaca en su primer diálogo con una persona de habla española, tras haber estado más de un año a la deriva en una pequeña embarcación de fibra de vidrio de unos siete metros de eslora, cuyos motores se quedaron sin hélices.

¡Me siento mal!, señaló el náufrago a Vaca refiriéndose a su estado físico y mental. Estoy muy lejos. No sé dónde estoy, ni qué fue lo que pasó, añadió.

José Iván explicó que había zarpado de México el 24 de diciembre de 2012 para pescar tiburones, por lo que el tiempo que estuvo perdido en alta mar sería de poco más de 13 meses y no los 16 que se mencionaron en un principio, tras ser rescatado el jueves.

Por el momento, no han quedado claros los motivos por los que quedó a la deriva ni tampoco cómo murió, meses atrás, un hombre que lo acompañaba en la embarcación.

Según la intérprete, José Iván está muy confundido y no puede decir qué ocurrió durante estos meses pasados en pleno océano.

Se siente un poco desesperado y quiere volver a México, pero no sabe cómo, agregó la intérprete.

Difícil comunicación; ayudaron radio, dibujos e intérprete

Cuando dos habitantes del atolón Ebon lo rescataron del mar, el jueves, llevaba solamente un calzoncillo hecho jirones, tenía el cabello muy largo y barba abundante, y no podía caminar por sus propios medios.

El náufrago explicó mediante dibujos que sobrevivió comiendo tortugas, aves y peces que atrapaba con sus manos, y que bebía la sangre de las tortugas cuando no llovía.

Ha sido difícil poder comunicarnos, había dicho el sábado por teléfono a la Afp Ione de Brum, alcaldesa del pequeño atolón de Ebon, con quien José Iván intercambió dibujos.

Vaca, por su parte, se encontraba a bordo de un yate en Majuro, a unos 320 kilómetros al norte de Ebon, y se comunicó por radio con José Iván antes de que éste se embarcase en la patrullera que lo traslada hacia la capital.

Verifican identidad como primer paso para la repatriación

El secretario de Relaciones Exteriores del archipiélago, Gee Leong Bing, indicó que en cuanto José Iván llegue a la capital se verificarán sus datos y se contactará con las autoridades mexicanas para comenzar el proceso de repatriación.

La Autoridad Nacional de Telecomunicaciones de las Islas Marshall (NTA), junto a responsables del Mieco Beach Yacht Club del archipiélago, pusieron en contacto por radio a la intérprete y a José Iván, quien por primera vez en varios meses pudo mantener una conversación inteligible con otra persona.

Sin embargo, el diálogo se vio complicado por interferencias en la comunicación por radio. Además, el único teléfono que hay en el atolón Ebon, que cuenta con unos 700 habitantes, quedó fuera de servicio, y en el islote coralino no hay servicio de Internet, por lo que la radio fue la única manera de comunicarse.

Otros casos de supervivencia de mexicanos en alta mar

Entre México y las Marshall, en Micronesia, un poco al norte del ecuador terrestre, hay más de 12 mil 500 kilómetros de distancia. En toda esa extensión del Océano Pacífico prácticamente no existen islas.

En el pasado se han registrado casos similares de supervivencia en alta mar.

El 9 de agosto de 2005, tres pescadores mexicanos partieron de un puerto de la costa del Pacífico en su país y, tras quedarse sin gasolina y averiarse su motor, fueron arrastrados por las corrientes mar adentro.

Más de nueve meses después fueron rescatados por un atunero taiwanés frente a las Islas Marshall. Sobrevivieron comiendo pescado y aves marinas crudas y bebiendo agua de lluvia, que almacenaban en el fondo de su bote, apoyándose moralmente en la lectura de La Biblia.

En 1992, otros dos pescadores de Kiribati, un archipiélago del Pacífico, sobrevivieron 177 días en el mar antes de llegar a Samoa.