El Sistema de Alerta Temprana de Ciclones Tropicales considera dos fases, la de acercamiento del fenómeno y de alejamiento.

En la primera situación se clasifica, según la ubicación y la fuerza del ciclón, en alerta azul (aviso), verde (peligro bajo, prevención), amarilla (peligro moderado, preparación), naranja (peligro alto, alarma) y roja (peligro máximo, afectación).

Sin embargo, en los momentos más complicados, la alerta para Guerrero permaneció en amarillo y fue elevada a naranja hasta el domingo 15. Ante este fenómeno (la tormenta), nunca estuvo en rojo.

Llevar la alerta al máximo posible en Guerrero habría significado, entre otras medidas, resguardo total de la población y, por tanto, una posible evacuación masiva.

Según Luis Felipe Puente, máximo responsable de protección civil en el país, la tormenta se estacionó tres días en el mar, lo cual le permitió tomar una fuerza mayúscula.

No obstante, en la mesa del Servicio Meteorológico está también un ya viejo documento (2004) que marca, para Acapulco, seis cuentas identificadas como generadoras de avenidas súbitas, esto es, una ubicación de tal magnitud que puede concentrar agua en niveles de inundación en menos de una hora.

En la mesa de la Comisión Nacional del Agua estuvieron las gráficas y el seguimiento de las lluvias asociadas a los ciclones Ingrid y Manuel; los mapas del organismo e imágenes satelitales propias y de la agencia meteorológica estadunidense (NOAA) marcaban los colores en referencia, así como las precipitaciones máximas en cada zona.